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L’Osservatore Romano quiere entrar en el siglo XXI

El director, Giovanni Maria Vian, asegura que la versión 2013 de L’Osservatore seguirá siendo la voz oficial de la Santa Sede, pero que se hará un esfuerzo adicional por publicar relatos que aborden temas de historia, de la cultura contemporánea y de los debates de sociedad. Desde hace seis meses editan un suplemento mensual sobre las mujeres en la Iglesia.


Jueves, 21 de febrero de 2013
Jean-Louis de la Vaissière (AFP) / El Faro

CIUDAD DEL VATICANO. L’Osservatore Romano, el diario más escrutado en Roma desde la decisión histórica del papa Benedicto XVI de renunciar, quiere modernizarse para abordar los grandes debates sociales pero sin alejarse de la línea oficial del Vaticano.

Solo unas horas después del anuncio de Benedicto XVI, un artículo reveló que decidió renunciar después de un agotador viaje a México y Cuba que le mostró el límite de sus fuerzas. El texto iba firmado por “gmv”, es decir, Giovanni Maria Vian, de 60 años, historiador y director desde 2007 de este diario, además de gran admirador de Benedicto XVI.

La versión 2013 de L’Osservatore quiere estar al servicio del Papa y seguir siendo la voz más o menos oficial de la Santa Sede pero poniendo a la vez el acento en la historia, la cultura contemporánea y los debates de sociedad.

Este periódico de historia convulsa, que en 2011 celebró sus 150 años tras atravesar dos guerras mundiales, vive desde 2007 un proceso de modernización y apertura, alentado por Benedicto XVI, un papa discreto pero que se interesa por los medios de comunicación.

“Cada día intentamos conservar nuestras peculiaridades y a la vez acercarnos a los estándares de un diario normal, empleando por ejemplo un lenguaje laico, comprensible para todo el mundo. No buscamos la polémica, y más que vencer queremos convencer”, asegura Vian en su pequeña oficina decorada con reproducciones de las portadas de “La isla negra” y “El cetro de Ottokar”.

Según cuenta con orgullo el director, francófono, su pasión por Tintín –“un héroe católico”, asegura– se explica por la “línea clara” que utilizaba Hergé en sus dibujos, una línea que según él también se aplica a su diario y al pensamiento del teólogo Joseph Ratzinger.

En un inmueble corriente, cerca del Vaticano, un dédalo de pasillos un poco tristes conduce a unas salas de redacción con equipos informáticos nuevos.

Además del diario en italiano, L’Osservatore Romano publica semanarios en ocho idiomas, incluyendo el malayalam, la lengua de los cristianos de Kerala.

Desde mediados de 2012, edita un pequeño mensual sobre las mujeres en la Iglesia, llamado Donne chiesa monde (Mujeres, Iglesia, mundo).

La crónica informativa italiana, antes muy extensa, se ha reducido progresivamente, y ahora forma parte de las páginas internacionales. En las páginas del periódico también hay críticas de libros y películas y muchos temas históricos basados en dos mil años de cristianismo. Uno de los temas favoritos del L’Osservatore es la defensa del papel de Pío XII con los judíos italianos durante el Holocausto.

Contra la teoría de género

Sin embargo, según su director, el periódico no es siempre la voz del Vaticano, “por ejemplo cuando hablamos de la última de James Bond o de los Beatles”.

“Pero cuando informamos sobre un tema de sociedad, se puede interpretar legítimamente que se trata de la posición de la Santa Sede”, explica Vian.

Una de las plumas del diario, la historiadora Lucetta Scaraffia, con pelo blanco y ojos soñadores azul grisáceo, lucha en las páginas de L’Osservatore contra la teoría de género, según la cual el sexo está determinado por el entorno social

Scaraffia, que reivindica su concepción del feminismo, asegura que el Papa aprueba su combate. Tampoco se avergüenza de que la califiquen como “feminista” e insiste en el papel de las mujeres en la Iglesia, mal conocido según ella.

En el último número del suplemento femenino del periódico, la historiadora publicó una investigación sobre “la voz de las mujeres”, un tema que no gusta a todo el mundo dentro de la Iglesia, dominada por los hombres.

Dentro de L’Osservatore Romano, asegura la periodista, hay “una gran libertad para decir lo que se piensa”. ¿Pesimista, la visión del mundo por la Iglesia? “Más que pesimista, crítica” dice Scaraffia. La Iglesia, asegura, es “la única institución que observa la cultura contemporánea con un punto de vista diferente”.

© Agence France-Presse

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