Opinión /

España y Cataluña: ¿Puede evitarse el choque?


Miércoles, 2 de enero de 2013
Luis Fernando Valero

Aquella España envidiada por haber sabido desarrollar una transición modélica y pasar de una dictadura de más de 40 años a una democracia moderna, ya está arrinconada en la historia y hoy muchos españoles se preguntan, haciendo remedo de la frase de Zavalita, el personaje de Conversación en la Catedral: “¿En qué momento se jodió España?”

Según el Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, en su informe de mayo de 2012, para los españoles sus problemas más acuciantes eran (y presumiblemente son): el paro, los problemas de la economía y la clase política. Este último rubro lo destacan el 22.1%, es muy posible que el próximo informe este porcentaje suba, dada la actual situación que se vive en España en donde una comunidad autónoma, Cataluña, ha decido, por mor de sus políticos, no obedecer las leyes ni la sentencia de los tribunales, romper el equilibrio constitucional y decidir unilateralmente separarse de España, usando como argumento que: “España roba a Cataluña”, “Que se ha roto los puentes”, que “España tiene una desafección hacia Cataluña” y que “esta comunidad autónoma ya no tiene encaje en España”.

Este choque de trenes no beneficia a nadie, máxime cuando la legalidad vigente, tanto europea como española, hace imposible dar ese salto; pero la clase política catalana amparada en frases tan ambiguas como: “el derecho a decidir” y “la construcción de un Estado propio” sigue empecinada en lanzarse al vacío para ocultar su pavorosa incapacidad para gestionar la autonomía catalana.

Autonomía que está totalmente quebrada: “Según los datos del Banco de España, Cataluña debía en el segundo trimestre del año 43.954 millones de euros –lo que equivale al 22% de su PIB–, un 9,5% más que hace un año”. Ello ha conllevado que en los últimos meses del año apenas haya podido pagar las nóminas de sus funcionarios, y si lo ha hecho, en parte, ha sido gracias a los envíos que le ha dado el Gobierno Central a través de un fondo de rescate.

El filósofo catalán Eugenio Trías Sagnier ante tal situación ha señalado: “Pertenezco a una generación que soñó con un estimulante y sugestivo proyecto de vida en común: la consolidación de una democracia en un país asolado por caciquismos, santuarios locales y atrasos seculares. Y cerró la más cruel de las guerras con una dictadura de cuatro décadas. Creo que tengo derecho a desear que no se repitan los mismos errores”.

Son demasiados los españoles que se preguntan cómo es posible, habiendo pasado cinco años desde el comienzo de la crisis, que ningún partido político tenga un diagnóstico coherente de lo que le está pasando a España.

Extraña que a estas alturas tanto el gobierno como la oposición ofrezcan soluciones que contradicen totalmente los programas con los que se presentaron a las elecciones, e incluso haciendo totalmente lo opuesto de lo que prometieron (no subir los impuestos del trabajo, no subir el IVA, no tocar las pensiones, no congelar el salario de los funcionarios públicos) con la excusa de que la situación era peor de lo que ellos pensaban.A pesar de que los ciudadanos no les muestran confianza, ninguno dimite, ni pide perdón, ni deja el camino a otro.

En el caso de Cataluña la actitud de presidente recién electo Artur Mas es flagrante: él pidió una mayoría absoluta, excepcional, basó toda su campaña en emular a un “Moisés” que iba a llevar a Cataluña a la tierra prometida de la libertad, la abundancia y de la independencia; los electores no sólo no le votaron sino que le hicieron perder miles de votos, la mayoría absoluta y él, amparándose en que seguía siendo el partido más votado del arco parlamentario, interpreta y decide, en contra de sus electores, unirse con el partido independentista Izquierda Republicana de Cataluña, que es uno de los culpables (así lo había declarado el presidente electo, en la campaña electoral) de que Cataluña esté arruinada con una deuda de más de 43.954 millones de euros y que es la autonomía española más endeuda, a pesar de que es la que más impuestos paga, el 52%.

Evidentemente nada nace por generación espontánea y hay bastantes analistas políticos que señalan que los actuales lodos son los polvos del gobierno de Zapatero, y ya empieza a calar entre los analistas históricos que su gobierno ha sido más inane e ineficaz de la democracia española.

Joaquín Leguina, socialista, ex presidente de la Comunidad de Madrid, ha escrito en su blog que la causa de esta debacle es “gestada desde el año 2000, tomó forma letal a partir del 10 de mayo de 2010 cuando Zapatero, entonces Presidente del Gobierno, emprendió el duro camino de Damasco tras caerse del burro, asno sobre cuyos lomos cabalgaba un Cándido (el cándido con peor leche del mundo) que había convertido en santo y seña de su vida política la frase que el personaje de Voltaire repetía mientras naufragaba durante el famoso maremoto de Lisboa: Todo va bien en el mejor de los mundos posibles”.

Según su criterio y es el de un viejo dirigente del PSOE ello ha contribuido a que: “El funcionamiento endogámico y perverso, que va desde una inexistente relación entre los afiliados y su entorno social a una selección de los cuadros dirigentes marcada por el amiguismo, el clientelismo interno y el desprecio absoluto por el mérito y la capacidad, es decir, por el talento y la experiencia. ¿Cuántos dirigentes actuales del PSOE han trabajado alguna vez por cuenta propia o ajena fuera del aparato político?”

Este diagnóstico es homologable con el de otros partidos como el de Convergencia y Unión en Cataluña donde “reinan” desde hace años los mismo dirigentes, incluso se pasan los cargos de padres a hijos dominando la política como una monarquía partidista, en vez de una democracia real, eso sí, tienen la capacidad de encandilar con quimeras y frases hechas a sus conciudadanos haciéndoles creer que la crisis, la impresionante crisis que está destruyendo el Estado de Bienestar, puede cambiar si Cataluña se convierte en un estado independiente que sería recibido con los brazos abiertos en la Unión Europea, situación que ya ha sido totalmente desmentida por las autoridades de la UE de manera terminante, Juan Manuel Durao Barroso ha sido taxativo en su última visita a España para conmemorar la Constitución de Cádiz de 1812: “cuando un territorio se separa del Estado que pertenece a la UE tiene que empezar desde cero para lograr su adhesión a la familia europea”. Y todo el mundo sabe que la adhesión a la UE tiene un mínimo de unos 15 años y un máximo de 25 años.

Buena prueba de esta situación tan preocupante es que el propio Rey Juan Carlos ha señalado: 'Lo peor que podemos hacer es dividir fuerzas, alentar disensiones, perseguir quimeras, ahondar heridas. No son estos tiempos buenos para escudriñar en las esencias ni para debatir si son galgos o podencos quienes amenazan nuestro modelo de convivencia'.

España no puede permitirse ni Europa tampoco, un choque de trenes de este calibre, por la negligencia de una clase política que está demostrando una incapacidad manifiesta y que está tensionando a los españoles. El político debe resolver problemas, no crearlos y aumentarlos; desafortunadamente España está viviendo una etapa en donde hay demasiada corrupción entre los políticos, muchos de ellos han gastado sin control los dineros públicos en obras suntuarias y fuera de contexto, se han hecho aeropuertos en donde no aterriza ningún avión, estaciones de trenes en donde no baja ningún pasajero, impresionantes esponsorizaciones de eventos culturales y deportivos que han sido un fracaso de público. Demasiadas autoridades que deberían ser ejemplo de ética y prudencia han sido imputados.

En contra de lo que en otros países pasa en España, no pisan la cárcel y siguen campando sus respetos, los juicios se eternizan; cuando no son liberados de la cárcel como el último caso de la mafia china en donde hay numerosas grandes fortunas españolas con evasión de impuestos que por un “error judicial” han quedado en libertad y anulado sus pesquisas.

España no pasa en estos momentos por poder ser considerada aquel país modélico que sirvió tiempos años ha de referencia. Es de esperar que el 2013 traiga algo se sosiego a la golpeada sociedad española.

¿No será, como señala Tony Judt en su libro “Algo va mal”, que bastantes políticos de hoy en día son un triste espectáculo de un conjunto de recomendados, aduladores, lambiscones y secundarios profesionales y que como no tienen ni ideas ni capacidad para solucionar los problemas que tienen enfrente y para lo que se les ha elegido, se dedican a tirar balones fuera y decir palabras, palabras y palabras porque no son una clase política altamente sensible a sus responsabilidades morales y políticas?

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