El Ágora /

“Estamos buscando en Ilopango un avión hundido cargado de whisky”

Es salvadoreño, creció en Estados Unidos, pero por su padre tiene nombre libanés: Sameer Mohamed Masri. Es un instructor de buceo que se instaló en El Salvador, hace dos años fundó su propia escuela -Aquatica- y descubrió un barco que la Naval salvadoreña hundió en silencio. Este hombre que se entrenó en Egipto y Tailandia para bucear aguas profundas quiere potenciar el buceo. En el caso del lago de Ilopango, lo que ofrece es explorar un cráter volcánico. Ese donde busca con afán un avión supuestamente cargado de whisky.


Jueves, 27 de diciembre de 2012
Efren Lemus y Gabriel Labrador / Fotos: Gabriel Labrador

El General Manuel José Arce, a sus 65 años de edad, tenía toda la apariencia para ser el símbolo de la Fuerza Naval de El Salvador: más largo que media cancha de fútbol, con una altura que alcanzaba la de un edificio de unos cinco pisos y con unos motores con poder para propulsarlo a más de 20 kilómetros por hora... y vinieron las fuerzas armadas salvadoreñas y decidieron hundirlo frente a las costas de Sonsonate, donde reposa sobre el lecho marino...

El buque, que llevaba el nombre del que la Fuerza Armada llama el fundador del ejército salvadoreño, había sido adquirido del Servicio de Guardacostas de Estados Unidos, que lo había dado de baja en 2002, después de 60 años de haber sido botado con el nombre de Madrona. Con ese nombre trabajó durante seis décadas como barco de colocación de boyas y como rompehielos, y tras una costosa actualización en los años 80s, finalmente pasó a retiro hace 10 años. Cinco años más tarde, ya transferido a la Fuerza Naval salvadoreña, zarpó del Puerto de Acajutla en su último viaje.

El buzo Sameer Mohamed Masri dice haber sido quien lo ubicó después del hundimiento, porque la nave se volvió esquiva para los buceadores, debido a que terminó en el fondo del mar en un punto inesperado posiblemente porque en su hundimiento fue arrastrado algunos metros por las corrientes. Según Masri, el hecho de consumir unos 6 mil galones de diésel al mes solo para mantener encendidos sus motores lo hacía incosteable para la Naval salvadoreña y eso definió su final en 2007.

Dice Masri que consiguió, por medio de un amigo, las coordenadas oficiales del lugar del hundimiento y después de dos semanas de búsqueda halló el naufragio a cierta distancia de los arrecifes de Los Cóbanos. 'Nadie sabe que El Salvador tuvo un barco del tamaño de una cancha de fútbol', comenta.

Lo que siguió a este descubrimiento fue una matanza de peces, cuenta este buzo, hijo de madre salvadoreña y padre libanés, quien creció en los Estados Unidos. Hace dos años, después de especializarse en buceo profundo en Tailandia y Egipto, Masri decidió instalarse en El Salvador y crear su propia escuela de buceo. Confiesa que cuando estaba fuera de El Salvador creía que el lago de Ilopango era un lugar contaminado y feo, pero ahora hace malabares con las palabras para convencer a los turistas de que el lago no es lago, “es un cráter volcánico donde se puede bucear”, y que Los Cóbanos es un acuario.

Lo primero que hizo cuando se sentó a platicar con El Faro fue colocar sobre la mesa una decena de tarjetas negras que lo acreditan como instructor y como buceador a grandes profundidades. Se jacta de haber compartido escuela con quien ostenta el récord mundial de mayor profundidad de buceo y se considera como una de las pocas personas en el país que puede bucear a más de 150 metros de profundidad. Con esas credenciales sobre la mesa anuncia su próximo proyecto: la búsqueda de un avión que se hundió en Ilopango, cargado de whisky. Pero antes de llegar a esa punto comienza explicando que en el buceo la obesidad no es problema. 'La grasa no consume oxígeno. En cambio, el músculo sí, si entra una persona toda chola esa persona va a consumir el aire más rápido.'

O sea que el buceo es el deporte donde se puede ser gordo.
Cabal, cabal. (Sammer toma de la mesa una de la decena de tarjetas negras que lo acreditan como instructor de buceo). Esta licencia permite bajar 50 metros o 165 pies. Para continuar con más profundidades se necesita esto (toma de la mesa otra tarjeta y la muestra), entre menos oxígeno, más profundo puedo ir y para que el gas no sea narcótico necesito usar helio. Oxígeno y helio, se hacen las premezclas y se va con todo el buceo programado: a qué profundidad vamos a llegar, cuánto tiempo y, sincronizado con los cronómetro que uno lleva va cambiando de tanques. La profundidad máxima a que yo llegué en Egipto es de 101 metros, 340 pies. El récord mundial es de 340 metros. Yo estoy entrenado para bajar a cualquier profundidad, puedo bajar a 150 metros si fuera necesario, este buceo hubiera evitado la muerte de los soldados que mandaron con aire puro a 65 metros, casi 70 metros a buscar la avioneta.

¿Cuáles soldados? ¿Y eso dónde fue?
Eso fue hace seis o siete meses en Ilopango.

¿Cuántos murieron?
Uno murió porque lo mandaron solo, ese fue otro error. Después de eso dejaron el avión ahí tirado, prefirieron no sacarlo para no arriesgar más vidas, pero antes de eso no había nadie preparado para bajar a esa profundidad de una forma segura.

¿Y esa avioneta a qué profundidad está?
65 o 70 metros.

Sameer Mohamed Masri
Sameer Mohamed Masri

¿Y usted puede descender a esa profundidad?
Ahora ya lo puedo alcanzar. También el helicóptero de los Estados Unidos que cayó en 1992, a este helicóptero no pudieron acceder, tuvieron que traer un robot para que sacara los cuerpos. El helicóptero no lo pudieron sacar y está casi como a 98 metros.

¿Ha bajado a esa zona?
Tengo intenciones de bajar, ahorita estoy buscando cómo resolver un problema técnico: en El Salvador no existe el helio. No hay helio. Pero hay compañías que lo importan… La única empresa autorizada para traer helio es Oxgasa y tiene el helio monopolizado, lo vende solamente a los clientes que ya tienen cinco o diez años de estarle comprando.

¿Y El Salvador Divers?
No nos venden tampoco, a nadie le quieren vender helio. Dicen que hay escasez en Estados Unidos que es de donde lo traen, entonces ellos solo le venden así por poquitos. Y en Egipto había cilindros y cilindros de helio, solo aquí no hay. Hay, pero no lo venden.

Debería importarlo.
He estado hablando con una agencia aduanal para ver cuáles son los requisitos y digo: no´mbre… 

Le sale más fácil contrabandearlo.
Ja, ja, ja… es más fácil contrabandearlo que traerlo. Pero la idea es bajar, ¿usted vio las fumarolas? (se dirige a Gabriel, quien ha hecho algunos pininos en buceo).

¿Las de Ilopango, las venas de…?
Sí, sí, los ausoles es una isla, un montón de piedras en una islita y luego es una caída libre, entre más profundo, más caliente y más grandes son los ausoles. El proyecto que hay es llegar hasta el fondo, que en la zona de los ausoles el promedio que hemos calculado es de 150 metros, entonces la curiosidad de nosotros es: sabemos que los ausoles tienen que iniciar desde el fondo y de alguna forma u otra porque tienen las piedras encima y las piedras están sueltas, simplemente están como que alguien las amontonó, se ven los canales del vapor que llegan hasta la parte superior, lo que nosotros queremos ver es si en el fondo es un solo ausol el que alimenta, si es todo el piso el que está con vapor o si solamente son pequeñitos como los de Metapán y qué tan caliente es. Ahí se puede cocinar un huevo.

¿Cuándo fue la primera vez que usted bajó en esa zona?
La primera vez que buceé aquí en El Salvador fue hace más de 10 años, pero no tenía escuela. La escuela tenemos dos años y medio de tenerla porque luego ya no me mantuve en el país, salí bastante.

Salió bastante y se cambió de nombre…
Je, je, je… no, ese es mi nombre original. Ya es hora de cambiarlo para viajar.

Debe de tener problemas en los aeropuertos por su nombre. 
No importa dónde vaya, el único lugar donde me recibieron con una sonrisa porque  todo el mundo se llama así fue cuando llegué a Egipto. Fuera de Egipto, venga para acá, lo vamos a entrevistar.

¿Y cuál es la historia de su nombre?
Para que tenga un poco más de lógica el nombre talibán, como dicen. Mi madre: salvadoreña. En la universidad, las universidades hacen mezclas interesantes, conoció a mi papá en una universidad de California. Mi papá era libanés estudiando en California. Se conocieron y mi mamá soñaba con que nosotros fuéramos salvadoreños y no estadounidenses. Cuando estaba embarazada, hacía lo contrario de lo que todas las personas hacían, se regresaba a El Salvador para que naciéramos acá y luego nos llevaba de regreso. Ya con los años era más fácil conseguir la nacionalidad y de tantos años de vivir en Estados Unidos me hice nacionalidad americana. Me quedé en Estados Unidos, regresé a El Salvador cuando tenía como 22 años. Ya con la idea de estar aquí en El Salvador, en esa época creo que para el que podía viajar y ser un poco creativo hasta una piedra podía vender, en esa época hasta una Coca Cola en lata era un lujo tomar, hace 20 años. Encontré que era muy fácil traer cualquier cosa y venderla acá.

Esa es la vena turca, lo que se dice: son negociantes por naturaleza.
Bueno, bonito y barato.

¿Y usted qué piensa de esta frase: los turcos solo negocio quieren hacer?
Bueno, uno anda buscando un poquito de aquí, un poquito por allá. Con los años cambié de rubro y estuve con el área de informática desarrollando sistemas, pero descubrí que no era algo que me gustaba. Generaba un poco más de dinero de lo que genera el buceo, pero era… me estaba observando diariamente, con la panza creciéndome, ya con la vista así enfrente de una pantalla todo el día… No, dije, todavía estoy joven y hay que cambiar. Yo siempre había buceado porque había crecido en la Florida, ahí es bien difícil evitar no bucear, hay agua a todo alrededor. Empecé con la idea de que quería prepararme ya profesionalmente para el buceo, estando aquí en El Salvador, dije: ¿cuáles son mis opciones? Y una opción era ir donde van todos: Utila (Honduras). Utila es el área más cercana y más barata para ir a sacar un curso y tienen muy buenas escuelas. Fui, conocí y después dije: no, yo quiero tomarlo un paso más y buscar dentro de las mejores escuelas en el otro lado del mundo, donde el buceo, una buena parte del país vivía 100% de eso y terminé en Tailandia.

¿Cómo, por qué?
Investigaciones, y voy llegando por primera vez y, ¡uau! Qué lejos, por ahorrarse unos centavos agarré la ruta del lechero: que nunca llegaba y terminé en Tailandia. Me quedé casi un año y medio en la isla de Koh Tao y en una escuela saqué el curso de instructor. Había varias opciones porque sí se puede sacar algo rápido, pero yo quería agarrar experiencia y me quedé haciendo horas sociales, lo malo era que te tocaba pagar, pero a uno no le pagaban. Empecé a agarrar bastante experiencia y eso me permitió cambiarme a otra isla que se llama Koh Phi Phi, la isla donde arrasó el tsunami. Toda la isla quedó destruida pero como hay muchos extranjeros, la isla la reconstruyeron en menos de un año.

Y con el idioma, ¿cómo hizo?
Un porcentaje de turismo sí hablan el inglés, le ayudan a uno a traducir y también el tailandés aunque habla un inglés muy, muy quebrado, con muchísima necesidad y esfuerzo uno le entiende.

O sea que usted no estudió una carrera.
Informática, pero eso fue aparte.

¿Una ingeniería?
La empecé, pero no lo terminé.

¿Y después de Tailandia qué pasó?
Un año y medio antes de irme había conocido a una salvadoreña aquí. Es una dentista y bueno, voy a ir de regreso a El Salvador a visitar a la familia, tengo hijos, vine a visitar a mis hijos y me voy. Siempre iba donde el dentista en el último día, un día antes, porque duele. La experiencia de un dentista no es la mejor. La segunda vez que regresé de Tailandia, otra vez donde el dentista. Ya empezamos a platicar un poquito más, intercambiamos el facebook, a mí me gustaba. Y me dijo:  bueno, así no vamos a estar, tú tan lejos, no te des ninguna ilusión que vamos a probar algo si tú estás en Tailandia, haciendo a saber qué y yo aquí, ya no somos niños. Tenés razón le dije. Me voy a trasladar a un lugar más cerca y me fui para…

... Japón je, je, je…
Ja, ja, ja… cabal, pero antes de eso ya me había pasado para Malasia, estuve en Malasia. En Bidán, la isla. Y me voy regresando y dije: tiene toda la razón, y me pasé para República Dominicana. Un par de husos horarios más cerca. Me quedé en República Dominicana casi ocho meses y siempre venía  para ver a mis hijos y siempre el dentista, antes iba una vez al año y después me agarró de ir como dos veces al mes. De República Dominicana venía y ella me dijo: No, así tampoco. Tenés razón: ¿Qué quieres que haga? Venite a El Salvador. Yo le dije: todos estos años he trabajado solamente en bucear. ¿Qué voy a llegar a hacer a El Salvador? Allá no voy a ir a trabajar de instructor. No, me dijo, abrí una escuela. Y efectivamente la influencia de una mujer… Ella se llama Claudia. Regresé y a los cinco meses de estar juntos nos casamos y la escuela todavía no. Sabía que no iba a ser fácil porque todas las cosas tienen que ser importadas y la inversión era más alta de lo que había imaginado. Yo dije compro el compresor, el tanque, equipos y ya tengo la escuela. Suena fácil, pero primero uno tenía que convertirse en escuela para que un mayorista o para que una marca le venda, pero yo decía: ¿cómo me voy a convertir en escuela si no me venden? Comienzas pagando los precios más altos, el compresor es una inversión que nunca me imaginé que valía… cuando lo pedí, me imaginaba un camión que iba a llegar con una cosa, un monstruo de cosa y me va llegando una cosita como del tamaño de esta mesa. ¡No puede ser, esto costó 14 mil dólares! 

¿Qué tan voraz es el mercado del buceo aquí en El Salvador?
El Salvador Divers, Oceánica, están por abrir otra y nosotros. Aún si hubiera 10 escuelas hay mercado suficiente para todos, lo que hace falta es que como escuelas cambiemos la imagen y eduquemos al turista extranjero y al salvadoreño. El Salvador es un país bello para bucear y no es necesario ir tan lejos, no es necesario ir a Honduras o ir a otras partes para bucear, pero todo esto inicia con un concepto que ya es muy típico. Cuando pensamos en el lago de Ilopango y puedo decir que hasta yo lo vi de esa forma hace 15 años: mira, vamos a ir al lago, ¡hombre, ese lugar contaminado, chuco y qué no se qué…! La mayoría de personas tienen una idea del lago de Ilopango que es un lugar donde bacterias va a ir agarrar uno del agua.

Hongos.
Ajá, sucio y esto, pero hay que cambiar la forma de ver las cosas.

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