El Ágora /

“No me veía con la personalidad para salir en televisión”

En la última década, Álvaro Molina ha pasado horas y horas narrando el fútbol americano, la moto GP y las olimpiadas de invierno para el Canal Cuatro. Antes, cuando el canal tenía los derechos de transmisión, su imagen y su voz también era la que acompañaba los partidos de la NBA y de la MLB (beisbol), transmisiones en las que se emocionaba porque le recordaban los días en que practicó esos deportes como una adicción. Ese vicio llegó al extremo de que lo conocían en los hospitales por su nombre porque continuamente ingresaba con los dedos o tobillos fracturados. Ahora, desde una pantalla, dice que continúa alimentando ese amor imposible: el deporte...


Martes, 20 de noviembre de 2012
Efren Lemus, Óscar Luna y Mauro Arias

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Álvaro Molina. Foto Mauro Arias

A él le gusta definirse como un apasionado del deporte: “el deporte es parte de mi ADN”. Y esa pasión no nació a mediados de la década de los noventa, cuando Molina llegó al set del principal canal de deportes en el país. Esa pasión nació mucho antes. Quizás a los ocho años, cuando huyendo de la guerra civil, Álvaro emigró hacia los Estados Unidos y comenzó a practicar el béisbol, el basquetbol, el fútbol americano, el fútbol.

Álvaro fue seleccionado del equipo olímpico junior de Estados Unidos, coqueteó con agentes de los Celtics de Boston, pero una lesión acabó con su sueño de jugar en la élite del deporte. 

En 1995 regresó a El Salvador y comenzó a trabajar como publicista. Gracias a ese trabajo conoció a unos ejecutivos de canal 4 que le pidieron narrar los “deportes americanos”. En parte, dice, aceptó el trabajo porque le permitía seguir de cerca uno de los grandes amores de su vida, el deporte, el mismo que alguna vez le regaló la ilusión de jugar en las ligas profesionales de béisbol o basquetbol en Estados Unidos, el mismo que un día le rompió sus sueños sin rodeos ni preámbulos.

¿Y cuándo nació ese amor por el deporte?
Tuve la oportunidad de crecer en Estados Unidos, obviamente estuve expuesto a mucho deporte. Cuando salí de El Salvador tenía ocho años, ya llevaba la semillita del deporte adentro, y cuando llego a Estados Unidos, obviamente se me abre todo un mundo que no conocía. Para mí el deporte siempre fue una plataforma de desahogo, ahí es donde me desquitaba todas mis penas de adolescente, todas mis frustraciones, de todo… ahí era mi forma de comunicar. Siempre he sido una persona tímida, lo sigo siendo, me cuesta mucho abrirme al público. Entonces, creciendo, el deporte era una forma de expresarme en todo sentido, ahí es donde me metí de lleno. Recuerdo que no había momento en que no estaba haciendo algún deporte o estaba involucrado en algún equipo, y todo tiempo libre que yo tenía lo dedicaba al deporte y así fue hasta la universidad, donde empecé jugando béisbol, luego me lesioné y ya no pude continuar con mi gran sueño que, creo, todo amante del deporte nace y crece con ese sueño; a estas alturas todavía tengo el mismo sueño de algún día poderme lucir en una liga profesional de Estados Unidos. El deporte para mí fue una enseñanza de vida. Ahí fue una de las grandes plataformas donde aprendí mucho de los valores con los que ahora vivo, a nivel de disciplina, a nivel de amistad, a nivel de responsabilidad, a nivel de… ¿cuánto puedo enumerar? El deporte es, en realidad, un vehículo de aprendizaje de vida tremenda, cómo encarar obstáculos, cómo superar atrasos, cómo comportarte con dignidad, con orgullo, con respeto y humildad. El deporte fue una oportunidad de enseñanza tremenda en mi vida, prácticamente mi maestría la saqué en los terrenos de campo.

¿Qué deportes practicabas?
De joven practiqué de todo. Llegué obviamente con el amor del fútbol, pero cuando llegué allá llegué a practicarlo a un alto nivel. Obviamente al estar allá conocí los demás deportes de primera mano, porque estando incluso aquí amaba el fútbol americano y el béisbol, pero no lo conocía porque solo lo veía a través del televisor. Allá tuve la oportunidad de conocerlo de primera mano, jugué béisbol, jugué basquetbol, jugué fútbol, jugué fútbol americano, y me desarrollé afortunadamente en buen nivel en todos. En fútbol y béisbol fui seleccionado del equipo olímpico junior de Estados Unidos, eh, fútbol americano lo jugué y después de un par de lesiones lo dejé, je je je je… y en el basquetbol también, incluso, fui invitado a uno de los campamentos élites de Estados Unidos para jugadores de secundaria, tuve la oportunidad de medirme con los grandes prospectos universitarios y donde también me di cuenta que, híjole…, ya son otras ligas.

¿Conociste a alguien de los que son famosos ahorita?
Bueno, ahorita no porque ya la edad no permite que sean relevantes ahorita, pero de hecho en ese campamento estuve muy cerca con Bobbie Hurley, no sé sí le recuerdan de la universidad de Duke, que luego jugó en la NBA y tuvo una carrera prometedora, pero con lesiones se tuvo que retirar. En ese campamento, bueno Dick Vitale y con grandes figuras a nivel universitario. De hecho, nunca se me va olvidar, Bobbie Hurley comía a la par mía todos los días y al verlo uno nunca se hubiese percatado de quién era y quién iba ser. Si tú revisas, Bob Hurley se convirtió en uno de los jugadores universitarios más exitosos en la historia del basquetbol universitario de los Estados Unidos. Yo no lo conocía, el grupo de amigos con los que logré entablar una relación, nadie en realidad lo conocía, ese fue como el verano en el que se dio a conocer. Era bien retraído, venía de un pueblo, en medio de los Estados Unidos, una persona sumamente callada, nosotros le hacíamos burla sin saber quién era. Eh, me recuerdo perfectamente una vez que estábamos almorzando y lo estábamos haciendo pedazos al pobre, cuando él se levanta y viene Dick Vitale y nos dice: ¿ustedes saben quién es él? No. Y en la clase que tuvimos con él Dick Vitale, que éramos un grupo de repente de 100 jugadores, eh, iba a hacer él un ejercicio, mandó a llamar a Bob Hurley. Y en eso hace un ejercicio de tiro, hizo 100 tiros de diferentes ángulos de primera, sin parar, metió 100 solo para qué él nos demostrara la técnica perfecta de cómo tirar. Ahí creo que es donde todos nos dimos cuenta de quién era Bob Hurley, y quien terminó siendo. Anécdotas como esa vivimos a cada rato allá. Y como te digo, el basquetbol fue mi gran primer amor en Estados Unidos.

¿Para qué deporte eras maleta?
¿Maleta?

Sí, así malo, malo, que vos decís: esto no lo voy a practicar nunca...
Híjole… natación. Yo aquí crecí con natación…

Una voz interrumpe la plática. Es la voz de la mesera. Álvaro pide un café… 

La natación, fíjate que todos mis hermanos, mis primos todos eran en sus categorías campeones centroamericanos. O sea… lo practiqué, lo hice, pero no… ahora soy gran fanático de la natación, me encanta verla, pero ahí sí creo que tiré la toalla vos, ja ja ja ja ja ja… para mí la lección más difícil en su momento fue escoger qué deporte enfocar.

En béisbol te tocó retirarte por lesión.
Sí, el béisbol, al final fue el deporte donde quizás tenía más futuro y la gente que me vio de adolescente fue quienes me animaron de manera general, pero cuando te tiran las cartas sobre la mesa y ahí entras a la cruel realidad y te dicen en la cara: para basquetbol no tienes futuro, logras ser competitivo hasta cierto nivel ya después es otro nivel y no tienes futuro para trascender a un sueño profesional; de hecho, incluso, creciendo, tuve la oportunidad de platicar con algunos agentes de los Celtics de Boston.

¿Scouts?
Sí, y jugué y tuve un par de reuniones con ellos y también fueron bien honestos en ese aspecto. Hasta cierto nivel, pero ya para soñar a algo más, de repente no era. Brutal. Fútbol americano yo sufrí una contusión cerebral y ahí terminó todo. Ahí mi mamá me dijo, mira, sabes qué, mejor aquí déjalo, je je je je…. Mientras seguís vivo, brutal. Y en el fútbol soccer, fíjate que de repente jugué de portero y sí pude haber tenido un futuro, pero no me apasionaba, te soy sincero. En eso no encontré una pasión que iba a inclinarme hacia eso, obviamente en Estados Unidos estamos hablando de finales de los ochenta, no existía el fútbol en los Estados Unidos, el boom vino previo al mundial del 94 y obviamente postmundial del 94, el fútbol no era opción en Estados Unidos porque la MLS estaba, ni en pañales, no se había ni pensado, ahora de repente es un futuro prometedor, antes, en aquel entonces, no, sí tu querías algún futuro en el fútbol tenías que pensar en Europa, era la única opción. Pero sí me logré desarrollar bien en el fútbol como arquero, pero repito, la pasión no estaba y entonces fue el béisbol el que me acaparó a cien por ciento. Y en secundaria sí tuve la oportunidad de relacionarme con tres equipos profesionales en su momento, yo crecí en Maryland, cerca de Baltimore, por lo tanto uno fue Baltimore; el otro eran los Expos de Montreal; y el otro era las Medias Blancas de Chicago. Y nada, opté por ir a la universidad y ahí terminé lesionándome jugando y ahí acabó el sueño, regresé incluso después de la universidad, jugué un rato incluso con la selección acá, pero sí, ya había pasado…

¿Qué tan difícil es practicar varios deportes al mismo tiempo?
Hoy en día el desarrollo del joven es mucho más profesional de lo que uno puede llegar a pensar. Un joven con talento, con promesa, ahorita a los 16 ó 17 años ya es un profesional porque lo tratan como un profesional, entra ya en ciertas rutinas como de un profesional, tiene la vida de entrenadores, es un atleta profesional y lo van criando ahora de una manera impresionante. En aquel entonces era totalmente diferente, era mucho más inocente. ¿Cuál era el reto? Sí había un reto porque al final en vez de enfocarte 100 por ciento en un deporte, cada tantos meses cambiabas de chip y te metías otro. Creo que en mi caso particular era necesario esa diversidad porque estaba tan enamorado de esos deportes que no me veía sin jugarlos. Venía la temporada de béisbol y solo el olorcito de la grama, el olor del cuero del guante, ponerse el uniforme después de pasar el invierno encerrado, más obviamente todos los rumores del béisbol en sí era para mí entrar como en una relación amorosa, necesitaba esa adrenalina, necesitaba saborear… Cuando venía la temporada de basquetbol igual, comenzaba el frío, el olor del hule del zapato quemando la madera de la cancha, el escuchar el ruido era como una droga que me alimentaba la adrenalina y la pasión y necesitaba el esfuerzo.

¿Y qué tal los estudios?
No te digo que era el mejor estudiante, me costaba definitivamente, era muy apasionado y le entraba de lleno. De que sobreviví, sobreviví.

¿Qué estudiaste?
Comunicaciones corporativas. No era malo, todo lo contrario, pero definitivamente el deporte me acaparaba mucho y yo era totalmente entregado al deporte. Combinarlo era bastante difícil, admiro muchísimo a los atletas que combinan muy bien sus estudios en ese sentido porque lo que requiere es una tremenda disciplina y efectivamente fue posible terminar las dos cosas, pero no es fácil, te soy sincero.

¿Por qué regresaste a El Salvador?
Después de que termina la guerra, toda la familia regresó, creo que esa nostalgia de nunca haber vivido en tu país, aunque yo regresaba todos los años a pasar vacaciones. Mis padres eran divorciados, por lo tanto, a visitar a mi papá. Cuando termina la guerra, nace esa ola de optimismo en el país y toda la familia regresa, la oportunidad de estar con la familia junta, y también esa curiosidad y la nostalgia de estar en tu país nuevamente que después de tantos años no lo había sentido. Eso fue lo que nos hizo regresar.

¿No te arrepentís de haber regresado?
En realidad no, yo amo El Salvador. El Salvador nos da la calidez, la naturaleza, eso nunca lo vas a encontrar en Estados Unidos, el poder ir a la playa, esas cosas que uno añora tanto estando en Estados Unidos y más que todo la familia y los amigos que uno dejó, ese núcleo que una vez tuviste acá nunca lo vas a regenerar allá y, en realidad, es tan fuerte que te hace regresar. De repente te hace falta ciertas cosas, pero al hacer el balance, al final uno no se arrepiente. Regresé en el 95 y me incorporé en la fuerza laboral y el resto, entre comillas, es historia.

¿Ya tenías asegurado un trabajo cuando regresaste?
No, vine a buscar. Mi papá ha estado siempre involucrado en la industria publicitaria, ahí se me abre una puerta y ahí fui desarrollándome en dicha industria, trabajando en empresas ajenas a la empresa de mi papá, un poco sin querer estar dentro de la sombra de… pero siempre con los consejos y la guía muy sabia de él, pero sí como que quería abrir un camino propio. Y así fui poco a poco consolidando mi carrera dentro de la industria de la publicidad, empecé trabajando en agencia, luego ya trabajando como cliente, sigo como cliente actualmente en Telefónica y dentro obviamente de este recorrido es que se abre la puerta en TCS para iniciar esa segunda carrera dentro de los medios de comunicación.

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Álvaro Molina. Foto Mauro Arias

¿Cómo llegás a TCS?
Creo que fue a finales del 97 que, a raíz de la publicidad, entablo una relación con TCS y también con don Ronald y con Rodrigo (Calvo), en su momento. Pues ellos al conocer mi trayectoria deportiva se me acercan con esa oportunidad y te soy sincero, yo las primeras veces lo rechacé porque no me veía en los medios de comunicación porque entra un poco ese ingrediente de la timidez que te comenté al principio, no me veía con la personalidad suficiente de poder salir en televisión y fue una tras otra vez que se acercaron para entrar con el fútbol americano, luego con la NBA, así sucesivamente. Y luego lo que sucede, si recuerdan en ese momento, en el 97 no había mucha oportunidad de ver deportes americanos acá en El Salvador. El cable no era tan accesible y de repente dentro de ese cable la posibilidad de ver el deporte era muy escasa. Entonces, ahí vi la oportunidad de seguir viendo el deporte con el que crecí, cuando empecé a analizar: bueno, si acepto esta oportunidad podré ver X cantidad de partidos de la NBA, de la NFL, de grandes ligas, ahí regreso a mi mundo, que extrañaba muchísimo, en ese momento yo me sentía perdido, extrañaba muchísimo esa conexión. Entonces, al hacer ese balance fue… dije: ¡uau!, pero la condición era que yo no quería salir en cámara, fue una condición impuesta por mi parte. Para el primer evento, creo que fue el juego de las estrellas de la NFL, les dije: yo lo hago pero no quiero salir en cámara y así fue todo el partido… 

¿Y para los comerciales y todo eso qué hacías?
Eso era completamente en off. 

¿Cómo hacías? Porque antes, en el tiempo fuera, siempre ponían en el set a los presentadores.
Se iba en off, yo mandaba a comerciales y se iban en comerciales. Y regresaba y ya estaba la señal. 

Ja ja ja ja ja ja… directo al partido.
Sí, esa fue la condición. Directo al partido, esa fue mi condición, esa fue mi tirada a la piscina, y fue tétrico, para mí una pesadilla. 

¿Estabas solo en esa narración?
Estaba solo. 

¿No había nadie más que supiera de eso?
Creo que una de las… no había nadie. Que yo sepa no tenían a nadie, esa era también un poco la insistencia. 

(Sergio) “El Pollo” Bustamante era el que había estado antes.
Estaba “El Pollo”, pero de repente se fue y no tenían a nadie, entonces, para la NFL no tenían a nadie. Para la NBA sí tenían a Jaime (Vilanova). Entonces, me lanzo con ese último partido de temporada que fue el juego de las estrellas de la NFL y luego ya entro con Jaime en la NBA. 

Sin verte todavía.
Al principio no.

¿Cuánto tiempo pasaste así?
No fue mucho tiempo porque al final me dijeron: ¡vaya, vaya, papito, ya es hora! 

Ja ja ja ja ja ja ja...
Al final, todos esos nervios e incertidumbre… fíjate que yo a Jaime lo aprecio muchísimo. Jaime para mí fue mi profesor dentro del medio televisivo porque él fue, al final, quien me terminó de enseñar el medio. Y él hizo que me tranquilizara muchísimo porque yo llegaba… si uno alguna vez ha jugado un deporte, uno entra con una adrenalina al cien por ciento, sino más, trescientos por ciento. 

¿Y cuando ves los partidos te emocionás como narrador o como deportista?
Totalmente. Me cuesta no emocionarme. De hecho, siempre entro tratando de encarar cualquier evento que hago con cierta cabeza fría, pero es que el deporte te despierta una pasión que pocas otras cosas lo hacen, por lo menos en mi caso. Yo podría ver un duelo de ajedrez y me voy a emocionar, es una pasión, un duelo que uno llega a descifrar, un contrincante contra el otro, una situación adversa contra otra situación adversa, el favorito contra el pequeño, esas batallas son las que, de repente, uno le encuentra ese elemento diferenciador, interesante, que te va cambiar el panorama cómo ves tu ese momento, ese deporte, ese juego, esa situación y te despierta una pasión que tenés por dentro y difícilmente la vas a controlar, más cuando vengo yo de ese otro lado como atleta, más allá que como analista deportivo. Creo que también es una de las razones por las cuales hay esa tendencia a veces de que hay exatletas que agarran el micrófono como analistas porque en realidad un atleta te puede proyectar esa pasión, ese conocimiento sobre ese deporte, o esa situación en específico. Creo que por ahí me fui agarrando y fui agarrando un poco de valor y de confianza al plasmarme en esa situación como atleta, traduciéndolo a entendimiento dentro de ese medio de comunicación. Ahí fue donde comienzo a agarrar un poquito de valentía con la contraparte, en ese momento, de Jaime. Él se encargaba de todo el manejo del evento y yo simplemente me encargaba de proyectar ese conocimiento y algo que, al conocer los deportes de Estados Unidos, se darán cuenta que se basa en estadísticas. Las estadísticas son una gran parte del deporte americano y fue algo que sí me traje al tener esta oportunidad, fue un elemento importantísimo en mis intervenciones desde entonces y me gusta pensar que todavía traigo ese elemento porque las estadísticas para muchos pueden ser simples números, pero la historia del deporte ahí está, las estadísticas son historia que te pueden no solo revisar el pasado, pero te puede ayudar a predecir el presente y el futuro, y rara vez las estadísticas te van a fallar, así es la matemática. 

Bueno, Mr. Chip vive de eso...
Mr. Chip es un ejemplo enorme de eso, es como tú implementas la información. Las estadísticas como tal y lo metes al deporte. 

¿Tenés una base de datos o todo está en tu cabeza?
No, creo, incluso difícilmente muy pocas personas pueden… tienes que investigar, tienes que informarte, afortunadamente en ese momento también hace boom el internet y ahí tenes… 

Pero imagino que has leído alguna enciclopedia del deporte.
Por supuesto, y te digo, desde que yo recuerdo, y ahí le pueden preguntar a mi mamá porque siempre se quejaba conmigo, yo crecí con la televisión encendida, esa era para mí una escuela, entonces, si bien mucha de la historia, la viví a través de la televisión cuando yo crecí, esa para mí… por supuesto, uno a lo largo de la vida lee, lee estadísticas y después se empapa, por supuesto; pero sí requiere, más ahora que nunca, la disciplina y la responsabilidad que merece el televidente de investigar, de informarse, de que te prepares para poder, entonces, trasladar toda esa información, todo ese conocimiento. 

¿Y tus colegas se preparan igual? Y voy a algo bien sencillo: ¿Qué cuesta averiguar cómo se pronuncia un nombre? Porque suenan espantosos, no se han preparado evidentemente… yo tengo problemas con Karsten Rivas, no entiendo cómo puede...
Ya he visto uno de tus tuits, ja ja ja ja ja...

En serio, yo a él lo vi decirle Esso Tiger Market a Bastian Schweinsteiger, yo sé que no lo puedo pronunciar bien, pero evidentemente en su camisa no dice Tiger Market...
Je je je je… 

¿Por qué no lo hacen? ¿Es acomodamiento o qué?
No podría contestar esa pregunta, yo sí les tengo un nivel de respeto a todos mis colegas, no solo dentro de TCS, en los demás medios, más aun cuando se trata de fútbol y siempre lo he dicho: evidentemente, en realidad el fútbol me apasiona hasta cierto punto. Un Mundial te lo devoro, me encanta; una competencia internacional, una Eurocopa; pero el día a día del fútbol no me enciende esa chispa que otros deportes me encienden. El seguir el fútbol y ser un experto, entre comillas, del fútbol; independientemente de cómo queres catalogar a X figura pública local, en serio, el poder manejar, imagínate las diferentes ligas que existen… Yo hasta cierto punto con la NBA es la NBA, fútbol americano está la NFL y grandes ligas, pero tomando en cuenta, imagínate, liga española, liga premier, Bundesliga, liga de Italia, a mí me impresiona en realidad con qué normalidad ellos manejan datos, jugadores, a veces me preguntan cómo al ver un jugador de básquetbol lo identificas quién es, uno lo identifica, y no te sé explicar por qué, pero de repente uno los identifica físicamente, no sé. Pero son treinta y pico equipos en básquetbol, en fútbol son muchos más equipos, entonces, yo no te puedo contestar, ni te puedo argumentar ni en favor ni en contra de un colega, dentro o fuera de TCS. Yo sí debo de responder por mí y por ejemplo en Juegos Olímpicos, de repente te encontrás con unos nombres que decís: ¡aquí me voy a graduar! En lo personal, sí me tomo muy en serio prepararme porque repito es el respeto que merece la audiencia y también es el respeto que merece el deporte que uno está transmitiendo y además el respeto para uno mismo. No me puedo ver transmitiendo un evento deportivo sin saber que lo domino. La moto GP para mí fue uno de los grandes desafíos de mi vida porque aquí entre ustedes y yo: la confianza. Yo deporte motor… ¡en mi vida! Es más, no te puedo descifrar la batería con el motor dentro del carro. 

Ja ja ja ja ja ja...
Entonces, cuando me comunican: a partir de mañana vas a transmitir la moto GP. Esto fue en 2006, ¡¿Y de dónde…?! Yo deporte motor no hago, no es mi especialidad. A estudiar, informarte, conocer quiénes son los pilotos, de dónde vienen, por qué, sus estadísticas y para míi sigue siendo un gran reto después de seis años, encontrar esa pasión por toda esa investigación que uno hace. Comenzás dentro del deporte a identificar historias, más que proyectar un deporte y la emoción que de por sí ya transmite, pero encontrás historias a través de los protagonistas, y por eso las olimpiadas me encantan porque las olimpiadas que son relevantes cada cuatro años, porque es mentira que la pasión por la natación es cada cuatro años y creo que eso es producto de la magia de las olimpiadas porque nos vemos cada cuatro años y despierta ese interés nuevamente y el amor que despierta la natación, pero curiosamente dentro de ese ínterin nadie sigue natación, nadie sigue esgrima, nadie sigue voleibol. Pasa desapercibido hasta que llegan las olimpiadas. Pero comenzas a estudiar a los atletas y ves unas historias tremendas, unas historias de superación increíbles y eso simplemente viene a abonarle a la pasión que te da el deporte y creo que es importante informar sobre eso porque humaniza el deporte, enriquece más el deporte.

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Álvaro Molina. Foto Mauro Arias

¿Creés que va cambiar eso de que solo en las Olimpíadas se hable de ciertos deportes?
Pues ojalá que cambie, más acá en El Salvador, que en mi opinión estamos perdiendo el valor que ofrecen los deportes. De la escuela, educación física, empecemos desde ahí, el sembrarle esa semilla a la niñez del deporte creo que hace muchísima falta y más aún por todo lo que comenté al principio de todos los valores que te da el deporte. Aquí, lamentablemente nos queremos enfocar en un solo deporte, el fútbol, y está bien, es el deporte rey, lo que querás… pero el deporte y el mundo nos ofrece más que solo fútbol, y El Salvador curiosamente ha dejado en evidencia mayores éxitos en otros deportes que en el fútbol en sí. 

¿Y la televisión tiene culpa en eso?
Cien por ciento. 

Por ejemplo aquí ha habido campeonatos de copa del mundo de judo, los mejores, y nadie lo trasmite, o cuando el periódico lo cubre solo es cómo terminó el salvadoreño, pero...
Aquí en El Salvador como en cualquier otro país los medios de comunicación forman parte importantísima en el crecimiento de cualquier deporte porque al final es el que recibe esa transmisión, ya sea televisiva, radial, o incluso en medios impresos o digitales, el deporte no deja de ser algo aspiracional para el joven. Uno cuando crece de niño ve a estos atletas y por eso comenté antes que uno tiende a verlos como héroes, al final eso es lo que uno quiere llegar a ser y son los medios que transmiten ese elemento aspiracional y, al final, uno tiende a enamorarse del deporte. Estoy de acuerdo en ese sentido, los medios de comunicación acá en El Salvador como en cualquier otro país tienen que asumir esa gran responsabilidad de convertirse en plataforma para inculcar, proyectar, masificar el deporte. Lamentablemente, localmente hemos perdido esa visión con los demás deportes, más allá del fútbol. 

Y con lo que dijeron en canal 4: ya no vamos a transmitir ni NFL ni NBA...
Mira, tú le puedes preguntar incluso a Jaime, cada vez que se acerca el mes de septiembre: tac, tac, tac (Álvaro cierra su puño y golpea la mesa) ¿Vamos a llevar la NBA? Son las preguntas recurrentes desde que dejamos de transmitir la NBA porque aparte de que nos apasiona la NBA, sabemos que el basquetbol en este país en su momento estaba en un apogeo tremendo. El basquetbol en su momento era el segundo deporte a nivel nacional, incluso, me atrevo a decir que lo sigue siendo, pero a un nivel mucho menor que en los ochenta, en los noventas, pero contestándote la pregunta todos los años es la misma historia, ambos… 

Y es la misma respuesta...
Sentimos que es importantísimo poder regresarle la pasión de ese deporte a El Salvador, obviamente cada año es mucho más difícil por todo el tema comercial, el tema de los derechos, es bien difícil, pero no imposible. A nosotros nos deshizo el corazón no poder transmitir la NBA porque al final también era parte del hábito salvadoreño dentro del canal 4 y creo que se perdió mucho, al perder la NBA, creo que el canal perdió mucho y ojalá la podamos recuperar pronto. 

¿Y van a llevar la NBA?
Ya hice la pregunta y no me la han contestado. 

¿Cuánto valen los derechos de transmisión de la NBA?
No te pudiera ni comenzar a decir, sé que las negociaciones no fueron las idóneas por ambos lados y por eso lamentablemente no se ha podido retomar. Yo sé que todos los años se habla sobre el tema y se trata de aterrizar en una nueva negociación y ha sido así año tras año desde que dejamos de llevarla y quisiera pensar que es un punto de prioridad querer recuperar los derechos y todos los años amanecemos con esa ansiedad e incertidumbre que si la llevamos o no la llevamos. Por eso te digo que cuando me hiciste la pregunta me causó risa porque al menos es la misma pregunta que nos hacemos en los camerinos con Jaime y terminamos tocando la puerta para preguntar: ¿Y este año, será que reiniciamos con la NBA? 

Imagino que es mucha gente la que les pregunta.
Mucha gente, sabes que es lo triste de todo, que la nueva generación se está perdiendo la NBA, eso es lo que más me causa tristeza. Nosotros crecimos con esa generación dorada de la NBA, ahorita está naciendo una nueva generación dorada de la NBA y la estamos perdiendo. Nuestros jóvenes están perdiendo esa oportunidad de ver otro deporte y decir: ¡hey, me gusta! ¿Y por qué no? Yo lo puedo hacer. El deporte en sí creo que está pagando esas consecuencias y por eso nos causó mucha alegría con Jaime transmitir la final del campeonato local porque creo que, hasta cierto punto, independientemente de que sea la NBA o nuestra liga profesional, el básquetbol es básquetbol y despierta la misma pasión. Para terminar tu pregunta, los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad de promover todos los deportes, no solo el fútbol, no somos una nación de fútbol, queremos serlo, seamos realistas, no lo somos porque si no, no tuviéramos los problemas que estamos teniendo. Por qué no abrir un poco el abanico y decir: hey, no se han dado cuenta de que en beisbol tenemos cuántos jugando en ligas menores y ligas profesionales en Estados Unidos; hey, no se dan cuenta de que tuvimos un campeón mundial de tiro con arco; hey, el chico (Jorge “Koky”) Aguilar, va correr el Rally Dakar en enero, ¡Lo va correr un salvadoreño que vino de la nada! nadó contracorriente y ahí está entre los élites. No nos percatamos de eso o no nos queremos percatar, ahí sí creo que estamos cometiendo un gran pecado en no promover más el deporte y el deportista. 

¿Y ahora, qué estás haciendo en canal 4? Ya no hay NFL, no hay NBA...
Estamos con la moto GP, estamos obviamente con eventos internacionales como los Olímpicos de verano, los Olímpicos de invierno, Tiempo Extra y por esa misma razón, porque de repente me ha hecho mucha falta poder hablar en profundidad sobre el deporte que amo, fue que nos llevó a lanzar este proyecto de Palco 94.5 los sábados, donde tenemos la oportunidad de tratar, por lo menos, de devolverle a El Salvador y en promover los demás deportes más allá del fútbol. Al final no podemos dejar de promover el fútbol, hay que aceptar lo que es, El Salvador es un país que se alimenta del fútbol y está bien, pero hay otros deportes también que despiertan esa pasión: el básquetbol, el fútbol americano, la natación, el ciclismo, el deporte motor… El programa en ese aspecto ha sido muy enriquecedor porque tenemos como invitados a muchos analistas internacionales, de renombre, hablando en detalle de lo que sucede deportes que de repente aquí no se habla. 

¿Cuál es la mayor vergüenza que has pasado al aire?
Nagano, juegos de invierno, 1998. Fue una de las primeras veces que salí en cámara y me recuerdo que estábamos… 

… que no sabías esquiar...
He intentado esquiar, te lo digo con toda humildad que mis respetos porque no he podido. La primera vez que fui a esquiar me dijeron es igual que esquiar en agua, más lejos de esa realidad no puede ser. 

Ja ja ja ja ja ja...
Colgué la toalla inmediatamente. Mis respetos… 

Y entonces, ¿qué pasó con las Olimpíadas de Nagano?
Fíjate, para mí, una de mis grandes escuelas fue el deporte, yo absorbía todo lo que el medio me daba, crecí con narradores, comentaristas y analistas como Al Michaels de Estados Unidos que cada cuatro años los Juegos Olímpicos de invierno yo me los devoraba, si bien, tampoco soy esgrimista ni clavadista, pero repito uno le encuentra la pasión. Claro, cuando vas a transmitir un evento de este tipo y uno comienza a estudiar e investigar sobre este deporte y las figuras de ese deporte, y los atletas, nace otra perspectiva. Scrolling, por ejemplo, ¿qué están haciendo? ¿jugando boliche sobre hielo? Pero cuando comenzas a darte cuenta la estrategia que conlleva ese deporte, ¡no´mbre…! comenzás a encontrarle lado apasionante. En Nagano que fue uno de los primeros eventos que transmití. Hay un par de situaciones que ocurrieron, en la primera vez que iba salir, comenzaba el conteo por parte del productor dentro de la cabina, el famoso conteo regresivo, y de repente: cinco, cuatro… me dijo algo que nunca se me va olvidar: mira, tranquilo, solo date cuenta que te están viendo tres millones de personas. Uno, al aire… ¡y no pude decir nada, me quedé congelado, y quedé congelado como unos 10 segundos, 15 segundos! 

¿Y estabas vos solo?
La cámara estaba en mí. Esa fue mi primera gran experiencia. 

Ja ja ja ja...
Olvídate… En otra ocasión, siempre en los Juegos Olímpicos de Nagano, eh, llegué tarde al escritorio y empezó el conteo regresivo: cuatro, tres… y yo ajustándome todo, y luego me siento y la silla se me viene para abajo. Uno… y la silla para abajo, pum… lo que te enseñan esas circunstancias es que tenés que botarlas, te tenés que divertir, y al final es un poco cómo aún encaro la transmisión, uno está ahí obviamente para informar, pero también para entretener; entonces, si tú no la estás gozando, ¿cómo esperás que el televidente la goce? Si tú estás de este lado con una actitud negativa, ¿cómo esperás que quien te está viendo esté disfrutando al otro lado del monitor esa transmisión? ¡Tenés que gozarla, disfrutarla y proyectar una actitud positiva y si te pasan cosas, que te van a pasar porque estás en vivo, divertite! Por lo menos es mi punto de vista. 

¿Te regañó el productor después de los 10 segundos?
Jejeje… obviamente: 'Hey, decí algo', casi fue así. Son situaciones que a uno le ocurrren y te reís, tenes que disfrutarlo, tomar el lado bueno de las cosas porque sino mejor salite. 

¿Y el mejor partido que te ha tocado comentar?
El mejor partido fue sin duda el último juego de Michael Jordan, en la final con Utah. Sabíamos todos que era el último juego de Michael Jordan, este era el último juego, aquí era… y dijo adiós ganando el título con el último tiro. Que… no podía hacerlo mejor que como lo hizo… me acuerdo muy bien porque con varios amigos estábamos viendo, me acuerdo que derramé lágrimas en ese partido y ese es uno de los partidos que nunca, nunca voy a olvidar porque creo que para mi fue un héroe y creo que para muchos, muchos de ustedes, pocas veces en nuestras vidas vamos a tener la oportunidad de presenciar a un atleta que revolucionó por completo su deporte. Lo tuitié, incluso, la otra noche porque es cierto, cómo no poder apreciar lo que uno está viendo. En nuestra generación, ¿cuántos atletas no se han convertido en eso? Podemos hablar de Pelé, Pelé fue para mi, y eso que ni lo vi, pero fue uno de esos atletas que vino a revolucionar el fútbol. Si no fuera por Pelé no sé qué fútbol estaríamos ahorita viendo. Jordan fue de seguro… puede que hayan venido muchísimos grandes jugadores antes de Jordan, pero Jordan rompió esquemas y aquí podes encontrar a Tiger Woods, en el golf, rompió con todo, revolucionó el deporte. En el fútbol americano podemos hablar también de X cantidad de jugadores que han venido a romper un poco… esos son los momentos que uno de repente ve un atleta y podes apreciar lo que estás viendo. Bueno, Michael Phelps, ahorita en las olimpiadas, hay que apreciar ese tipo de atleta y decir: ¡wow, qué honor poder presenciar esto! O Roger Federer, aunque en el tenis de repente vinieron otros antes que vinieron a revolucionar, pero dicho eso, cuando uno ve la carrera y la trayectoria de Federer decís: ¡nombre, este es el más grande! Y repito, cuando uno comienza ya a ver las adversidades que superas, vaya Roger Federer estaba totalmente enterrado hace un año, ¡enterrado… ya lo habían jubilado! y mira lo que vino a hacer otra vez. Entonces, uno escucha a los papás de uno decir: este fue… cuando tú seas abuelo vas a tener esa oportunidad de decir: Michael Jordan, yo lo vi jugar. ¿Cuántos pueden decir? Di Stéfano. Di Stéfano para nosotros es una imagen de un señor ya mayor y una X cantidad de historia. 

Y la famosa foto, ese es Di Stéfano.
Sí. Y tenemos esa oportunidad de regresarle a esa próxima generación todas esas historias que en algún momento nos contaron y en su momento no las creíamos y de repente… los 63 puntos de Jordan contra Boston en aquella serie de postemporada de repente van a ser setenta y pico, uno le va agregando, pero eso es lo lindo del deporte, apreciar lo que uno ha venido viendo a lo largo de la historia, acariciar esa historia, apreciar la historia, cuidar la historia y promover la historia en un futuro y por eso las estadísticas son muy valiosas. 

¿Tenés hijos?
Tengo una hija de cuatro años. 

¿Y la estás haciendo deportista?
Bueno, ahorita, jajajaja…. Fíjate qué curioso porque con mi hija, desde que ella podía caminar, y a pesar de la resistencia de la mamá, mi hija agarró un bate y.. blim, blim… y yo impresionado porque a cada rato tenía que ir donde el vecino a traer la pelota. Trae en sus genes. 

Yo jugaba fútbol y me lesioné, ya no puedo jugar y vos te lesionaste. ¿No será que le tratás de inculcar el deporte porque tú...?
El deporte es como una relación amorosa, de repente te va bien, pero la mayoría de veces te va romper el labio y el corazón, y esa es una de las realidades que uno tiene que aceptar. El deporte como decís es ingrato, pero la realidad es así, y así como te puede cortar cualquier sueño que tengás a temprana edad. Te doy un ejemplo, este jugador de apellido Greenberg, que se desarrolló en el sistema de los cachorros de Chicago, gran promesa, gran jugador, su primer turno al bate contra Miami, en ese momento Florida, pelota directa a la cabeza, lo dejó tirado, a raíz de ese golpe comenzó a tener problemas de balance, esto fue en el 2005 y, obviamente, no regresó al nivel: lo bajaron a las ligas menores, nadie le creía sobre sus síntomas, terminó fuera de beisbol porque nadie le creyó, no podía jugar y se deshicieron de él. Hasta que de repente le diagnosticaron que a raíz del golpe tuvo problemas y poco a poco, durante todos estos años fue recuperándose al punto de que hoy, en la mañana, firmó un contrato de un día con Miami, el equipo, para poder tener por lo menos un turno oficial al bate en las grandes ligas. De hecho, hoy en la noche juega (la plática con Álvaro se realizó al final de la tarde del 2 de octubre pasado) y hoy va tener ese turno al bate. Entonces, el deporte puede ser cruel, pero al final es pasión, crecés con ese amor y si tenés la mala suerte de que algo te ocurre y te impida seguir tu sueño, creo que siempre encontrás una manera de seguir vinculado al deporte como espectador o como un analista deportivo. Pregúntale a cualquier atleta.

¿Qué lesión sufriste?
Yo me quebré el tobillo, ligamentos, de todo, a tal grado que por practicar tanto deporte a mi me conocían por nombre en los hospitales porque entraba cada vez con dedos quebrados, tobillos quebrados, rodillas... ¡Olvídate! en la actualidad, creo que mi hombro no tiene ligamentos, cartílagos.


¿Y entraste en depresión?
Cuando uno entra a analizar que aquí se acabó, el sueño para uno de repente era tangible: voy acá, voy en el camino correcto y cuando te quitan ese sueño y la vida te dice: sabes qué... ya no vas ir por este camino, ahora tenes que tomar este desvío, por supuesto que uno entra en depresión. ¡Te quitaron al amor de tu vida! Decime, a un hombre que le quiten el amor de su vida si no entra en depresión. Va entrar en depresión, sin duda, pero también es parte de ese desarrollo que uno tiene que tener dentro del deporte, el saber que eso te lo pueden quitar así... (Álvaro hace sonar sus dedos para indicar que todo pasa en un instante). Que bien por todos aquellos atletas que han podido terminar bajo sus propios términos, que es muy raro, muy, muy raro. Por eso, de repente da cólera cuando uno ve a Jordan que termina su carrera de una forma fenomenal y a los dos años: voy a regresar... ¡nooombre, ¿para qué vas a regresar?!

¿Cuánto tiempo más veremos a Álvaro en televisión?
Hasta que la vida me de la oportunidad de hacerlo, sigo disfrutándolo. Una vez que no sienta la misma pasión, ese nivel de gozo que uno tiene, yo creo que así como cualquier atleta que dice hasta aquí llegué porque ya no siente esa pasión, creo que igual va ocurrir en esta oportunidad. Afortunadamente sigo sintiendo esa pasión por el deporte, sigo disfrutando la oportunidad que tenga de hablar y platicar sobre deporte. Es difícil porque uno trata de balancear trabajo, familia, y este otro trabajo que requiere responsabilidad, disciplina y tiempo, y es algo que siempre voy agradecer a mi familia porque fin de semana es limitado dedicarlo a la familia porque uno se tiene que dedicar al canal y deporte en sí.

¿Sos comentarista por hobby o es tu principal ingreso?
Más que los ingresos, a estas alturas, estamos viviendo un momento difícil, obviamente cualquier ingreso bienvenido sea. Pero más allá de ingresos siempre lo he visto como una droga que necesito consumir, y hablo del deporte, más allá de la necesidad de salir en cámara.

Y hoy que ya perdiste el miedo a salir en cámara, que sos figura pública, no se te ha acercado algún partido político

Ah, yo les digo que no.

Y Jaime (Jaime Vilanova es concejal de la Alcaldía de San Salvador) no te ha intentado reclutar
Jajajajaja... Jaime es una de esas personas que respeto muchísimo porque es una persona tan respetuosa y tan noble que uno al conversar con él se da cuenta, que le interesa hacer bien por otros, entonces como que tiene esa inclinación más allá de la política y aquí de repente voy a sonar como un partido político, pero no es mi intensión

Ya estás practicando, jajajajaja...
No, jajajajaja... A él sí se le siente un sentido humano tremendo, creo que hay una vocación de él hacia eso. Es algo que le respeto muchísimo, siempre bromeamos con él sobre eso: aja, y entonces, señor alcalde... pero él, desconozco cuales son sus aspiraciones. Pero para contestarte, yo en la política prefiero inclinar toda mi pasión hacia el deporte y poder ayudar a la gente bajo esa plataforma.

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