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La despedida de Chavela supera las de Cantinflas y Pedro Infante

Miles de fanáticos y curiosos, sin distinción de edad, se congregaron este lunes en la Plaza Garibaldi, en el centro histórico de la capital mexicana, para despedir a Chavela Vargas. Se sumó otra despedida en el Palacio de Bellas Artes, con lo que supera en fastuos las de otras leyendas de la cultura mexicana. La Vargas “trascendió” este domingo 5 de agosto a los 93 años.

Martes, 7 de agosto de 2012
María Luz Nóchez

“¡El cielo también te llora, Chavela!”, exclamaron sus seguidores cuando se desató la lluvia, justo al momento en el que el féretro de la cantante ingresaba a la capilla improvisada que montó la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, con el afán de cumplir la voluntad de Vargas de ser despedida en ese lugar, escenario de muchas de sus canciones y borracheras.

Las cantantes Lila Downs, Eugenia León y Tania Libertad hicieron vibrar la plaza, conocida por ser el centro de la música popular mexicana, al son de “Volver, volver”, “Se me olvidó otra vez”, “México lindo y querido”, junto a los fanáticos que cantaban tristes y enardecidos por la partida de la gran dama de la música vernácula. Estas y otras escenas reportaron las televisoras, agencias de noticias y los periódicos más relevantes en nuestro idioma.

Escena del homenaje póstumo para Chavela Vargas en la Plaza Garibaldi el 6 de agosto de 2012, le siguió otros homenaje público en el Palacio de Bellas Artes. / AFP PHOTO Alfredo ESTRELLA.
Escena del homenaje póstumo para Chavela Vargas en la Plaza Garibaldi el 6 de agosto de 2012, le siguió otros homenaje público en el Palacio de Bellas Artes. / AFP PHOTO Alfredo ESTRELLA.

El último adiós a la chamana, investida así por los indios huicholes, marca un hito en el historial de despedidas públicas a ídolos mexicanos, ya que a pesar del fervor con el que cronistas consultados por El País recuerdan que se vivió la muerte de Mario Moreno “Cantinflas” y Pedro Infante, es la primera vez que se organiza un velatorio público por partida doble. El segundo acto se celebrará hoy en el Palacio de Bellas Artes, mismo que en abril hizo resonar con “La Luna grande”, su producción homenaje al poeta español Federico García Lorca.

Isabel Vargas Lizano nació en 1919 en San Joaquín de Flores, Costa Rica, pero vivió desde los 17 años en México, país que amó hasta el último momento. “Me voy con México en el corazón”, profirió con una sonrisa antes de morir, como asegura María Cortina, su amiga y biógrafa. Twitter fue la vía en la que se publicaron los últimos momentos de la cantante desde su cuenta @ChavelaVargas

Fue en la década de 1930 cuando Vargas arribó a México dejando atrás un país y una familia a los que nunca quiso, y de los que huyó porque la iban a obligar a 'casarse con un señor'. Isabel Sánchez, en su reporte para AFP, asegura que su familia no aceptaba su lesbianismo. 'Siempre se quejó de mucha soledad en este país. Se fue porque la iban a casar con un señor, se escapó y llegó a México con una mano adelante y otra atrás; pero triunfó', afirmó a la AFP el periodista Alfredo González, uno de los pocos amigos costarricenses de la artista.

El cable también cita a Yisela Ávila, sobrina de Chavela Vargas: 'Era independiente, rebelde, quería ser libre. La familia no aceptaba su lesbianismo, le caían a leño (castigaban). Salía a dar serenatas, andaba en pantalones en un tiempo en que sólo los usaban los hombres. En las rigurosas normas de la época se rechazaba su forma de ser'. 

Al llegar México se dedicó a cantar en la Avenida Insurgentes a cambio de unas monedas hasta que el cantautor José Alfredo Jiménez la “rescató” de las calles para elevarla, por sus boleros y sus rancheras, a la categoría de artista profesional. En 1961 publicó el primer disco y al quele siguieron más de 80. Pero durante 20 años, entre 1970 y 1990, sumida en el alcoholismo, se retiró de los escenarios.

La incorporación de 'La llorona' a la banda sonora de “Frida” (2002), de la directora estadounidense Julie Taymor catapultó la segunda etapa de la carrera de la artista; cuatro años más tarde el mexicano Alejando González Iñárritu incluyó 'Tú me acostumbraste' en el filme Babel.

Pasada la una de la tarde, hora confirmada del deceso de Vargas, las reacciones de artistas y fanáticos saturaron la red social Twitter con mensajes de duelo por la muerte de la intérprete que les legaba ‘Un mundo raro’. 'Ay, Chavela!!! Tú no mueres porque vivirás para siempre en nosotros. Tu voz y tu espíritu nos dan fuerza. Gracias. Descansa en paz', publicó Julieta Venegas, lamento al que se sumaron Paulina Rubio, Carlos Baute y Alejandro Sanz. Joaquín Sabina, quien se confesó un admirador de Vargas desde su infancia, escribió en su perfil de Facebook: 'Yo nunca me tomé copas con mis ídolos: Bob Dylan, Leonard Cohen o Brassens. Y sí, con Chavela, con la que he cantado, nos hemos abrazado y reído hasta hartarnos. Todas esas veces cuentan y contarán siempre entre las más grandes cosas que me han sucedido en la vida'.

El director español Pedro Almodóvar comparó a la solista en 1991 con la cantante francesa Edith Piaf, la incluyó en sus películas, como 'La flor de mi secreto', 'Tacones lejanos', 'Kika', y se encargó de la producción de los discos y conciertos que la hicieron un ícono de la música vernácula latinoamericana en Europa. Este domingo, al enterarse de la noticia, Almodóvar publicó en eldeseo.es: “Chavela Vargas hizo del abandono y la desolación una catedral en la que cabíamos todos y de la que se salía reconciliado con los propios errores, y dispuesto a seguir cometiéndolos, a intentarlo de nuevo”. De igual manera, Granma, el diario oficial de Cuba, la exaltó como símbolo de la cultura mexicana. “La hondura de su voz inigualable y su refinada interpretación de la canción popular mexicana destacaron en la oscura y compleja vida de Chavela Vargas”.

La muerte no era un evento ajeno para la “Dama del poncho rojo”. El pasado mes de julio, cuando estaba preparando su viaje a España, los médicos le habían advertido de los riesgos que implicaba el viaje por sus 93 años. Pero a Chavela lo único que le importaba era cumplir su deseo de ir a cantarle a Lorca. Días después de su regreso a México, el 30 de julio, fue ingresada a un hospital en Cuernavaca, donde el domingo pasado falleció a causa de un paro respiratorio. “Yo no me voy a morir porque soy una chamana, y nosotros no nos morimos, trascendemos”.


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