Las pretensiones del FMLN, GANA y CN de elegir al fiscal y remover a los magistrados de la Sala de lo Constitucional son una afrenta al Estado de Derecho y a la legitimidad institucional. Son una burla a la ciudadanía y una triste evidencia de que los cambios de partidos en el poder, independientemente de su ideología, no pasan de cambios de colores. Que basta con que cualquiera tenga la oportunidad para atropellar al sistema con abuso y prepotencia. ARENA ayer y el FMLN hoy.
Desde las elecciones de 2009, lo que más y mejor ha cambiado en El Salvador es la Corte Suprema de Justicia, mediante la labor valiente e independiente de los magistrados de la Sala de lo Constitucional. Si ayer era esperanzador ver su elección y comenzar a ver sus resoluciones, ahora es lamentable evidenciar que se trató de un accidente, que los cambios no son bien vistos por los partidos políticos de El Salvador. Que el país, en manos de estos partidos, tiene pocas posibilidades de transformarse en un lugar mejor, más habitable, más digno, más justo.
No es honorable, a las puertas de una nueva legislatura, que el FMLN, GANA y CN pretendan amarrar la correlación para transformar todo el sistema de justicia. Lo correcto sería, aprovechando la oportunidad, hacer un acuerdo público con ARENA para determinar un proceso de selección de magistrados y fiscal que permita elegir a personas idóneas para el cargo.
La frágil institucionalidad, amenazada por el crimen organizado y la corrupción, demandan un fiscal con las mismas características de los magistrados a los que hoy quieren frenar: independencia y valentía.
El caso de los magistrados es más grave aún, pues los diputados, en voz de algunos pecenistas, pretenden derogar el decreto que les asigna a la Sala de lo Constitucional durante nueve años. Es más grave porque se trata de manipular la ley para castigar a quienes mejor han hecho su trabajo, porque el sistema político se siente incómodo.
Las organizaciones de la sociedad civil, nacionales e internacionales, han comenzado ya a manifestar su rechazo a esta nueva afrenta. Ojalá los más sensatos en el FMLN se impongan a las voces gangueras que, por ganar en cortito, metan a los peores hombres a impartir justicia. En la fiscalía y en la Corte.
Lso salvadoreños merecemos más: un fiscal y unos magistrados capaces de combatir la corrupción y el crimen organizado, incomprables, independientes, honestos y valientes. Y esos no suelen encontrarse en negociacioines a puerta cerrada. Y menos con la venia de algunos diputados, de los que estos días promueven este acuerdo, que podrían terminar en juicios si el fiscal y los magistrados fueran los idóneos.
