El Ágora / Cultura y sociedad

'Todavía hay muchas cosas que desatascar para que la maquinaria funcione bien'

En su semana de estreno como titular de la Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI), Róger Lindo, un escritor y periodista salvadoreño que tenía aproximadamente 20 años de vivir fuera del país, se sentó con El Faro para hablar sobre los retos con los que recibe el cargo y los cambios que tiene en mente para impulsar a la editora nacional.


Lunes, 9 de enero de 2012
María Luz Nóchez

Entre los cambios que Lindo quiere impulsar se incluye la modernización de la institución utilizando las herramientas de la web y una DPI proactiva y abierta a los autores, sobre todo los jóvenes. Asegura sentirse bien acogido por los empleados, a quienes compara con el ritmo de una maquinaria a la que tiene que seguirle el paso. Explica, además, el precedente que le supone la destitución de su antecesor, Carlos Serpas, y que sus decisiones no podrán interpretarse como algo que se tomó a la ligera. Se hace acompañar del director editorial Pablo Menacho, quien toma la palabra en varias ocasiones para dar respuesta o aportar a las respuestas de Lindo. El nuevo director afirma que a pesar de las dificultades que ha tenido la DPI en los últimos meses el trabajo no se ha detenido y ve un futuro prometedor con las propuestas que Lindo pretende poner en marcha.

El escritor Róger Lindo durante la primera entrevista como nuevo director de la DPI que brindó a El Faro en enero de 2012. / Foto José Carlos Reyes
El escritor Róger Lindo durante la primera entrevista como nuevo director de la DPI que brindó a El Faro en enero de 2012. / Foto José Carlos Reyes

En retrospectiva, ¿cuál es su valoración de la historia de la DPI?
La DPI tiene una historia rica e interesante, hay que recordar que fue fundada por escritores, como Hugo Lindo, Ricardo Trigueros de León. Y es, por supuesto, una de las entidades culturales más importantes para la nación. Hay que tomar en cuenta que la DPI publica un libro subsidiado, libros para que toda la población tenga acceso. La DPI hace a los autores nacionales y a otros centroamericanos accesibles. Es la democratización de la cultura y del libro.  

¿Cuál cree que ha sido el proyecto más importante que ha desarrollado la DPI en los últimos años?
No sé si se podría singularizar, creo que se debe ver como un esfuerzo sostenido, repartido a través de las distintas colecciones. La biblioteca básica es súper importante, porque nos da los elementos más señeros de nuestra mitología y en distintos momentos se ha abierto a las nuevas generaciones. También está Nueva Palabra...

[Interviene Pablo Menacho] ...la Colección Ficciones ha marcado el rumbo de la narrativa salvadoreña contemporánea en los últimos años, Y la Colección Victoria que estamos retomando a través de la edición conmemorativa del Bicentenario del Primer Grito de Independencia. Es un proceso obtenido del tiempo que ha ido posicionando a nuestros autores no solo dentro de la literatura salvadoreña, sino de la centroamericana y latinoamericana en general.  

¿Hay una política de publicación?
[Interviene Pablo Menacho] Por supuesto que tenemos una política de publicación, que aún se rige por el decreto número 11 de 1955. Lo  que ayudó a salvaguardar y promocionar lo mejor de la literatura salvadoreña en cada uno de los períodos de estos 56 años, 57 casi, que ha tenido la DPI. 

[Retoma Lindo la respuesa] Queremos tener los radares desplegados para captar lo mejor, la obra más selecta de autores contemporáneos. También vamos a hacer un esfuerzo de revisión y exploración, de buceo, digámoslo así, para ver cuáles son las cosas que tenemos que tratar.

¿Cómo ha encontrado la institución que ahora le toca dirigir? 
Ha habido un esfuerzo en las últimas semanas, he estado familiarizándome con el entorno, con la vida interna, la situación de la DPI. No es que el 3 de enero caí de repente en el escritorio. He estado haciendo contactos, buscando amigos, buscando información para precisamente no entrar como pollo comprado, sino que entrar con información. Ahorita estamos en un proceso de reuniones con todo el equipo. 

¿Quiénes conforman ese equipo?
Conmigo llegan Ricardo Campos, al frente de la Gerencia de Mercadeo y Ventas rediseñada con un concepto ofensivo, y Janeth Lemus, en la Gerencia Administrativa, con quienes estamos revisando todo para poner la maquinaria junta. Además de la gente nueva tenemos gente que conoce, como Pablo, que es un gran soporte, un cuadro fundamental en esta operación. Por eso hablamos de una nueva era, es un poco atrevido decir eso pero como le digo, no solo soy yo. 

Como escritor publicado por la DPI, ¿cómo considera el proceso de distribución?
La edición de “El perro en la niebla” era de 3,000 ejemplares y se agotó. Me siento satisfecho, aunque creo que hay cosas que hay que mejorar. Queremos tener una proyección de distribución más dinámica, llegar a todos los puntos, no solo en todo el territorio sino también en toda Centroamérica. Además, queremos utilizar todos los recursos modernos y estar con las antenas paradas para que todo lo que esté disponible funcione y así producir y distribuir. 

¿Qué herramientas se incluirán? 
Twitter, Facebook, un buen portal de internet para tener una proyección más allá de nuestras fronteras, ya que El Salvador no es un territorio de 21 mil kilómetros cuadrados, hay salvadoreños en todas las partes del mundo que queremos que también sepan qué es la DPI, qué es lo que está haciendo y que puedan adquirir un libro electrónico.

Le preguntaba porque desde hace años hay una serie de críticas sobre la política de distribución que tiene la DPI como editorial. 
[Interviene Pablo Menacho] Es cierto que uno de los puntos flacos de la DPI ha sido el problema de la distribución. Sin embargo, hay que considerar que somos una marca bien posicionada en el mercado, somos la editorial del Estado. Hemos publicado los mejores autores, los mejores libros de El Salvador y eso garantiza que libros como el de Róger, Manlio Argueta, Álvaro Menéndez Leal y Salarrué se agoten rápidamente. Creo que la nueva Gerencia de Mercadeo va a potenciar mucho más esas ventas y que incluso nos va a llevar a ganar espacios territoriales dentro de nuestro país para llegar a un mercado mucho más grande. 

Cuando menciona los ebooks, ¿de qué habla exactamente? ¿De PDF o de ebook propiamente dicho para tabletas electrónicas como Kindle o iPad?  
El cielo es el límite, queremos utilizarlos todos. Creo que las tabletas electrónicas van a ser como los radios de pilas, cada vez se abaratan más. De hecho ya se puede leer libros electrónicos a través del celular. Así que no puedo hablar de formato todavía, pero digamos que opto por todos.

[Interviene Pablo Menacho] A mí me llama la atención el interés en la literatura salvadoreña por parte de los salvadoreños que están fuera de esos 21 mil kilómetros cuadrados del territorio nacional y llegar a ellos mediante los libros impresos tal vez pueda ser un poco más retardado y un poco más oneroso. Creo que esta idea de llegar a través del ebook a ese mercado que está allá afuera esperándonos en internet es muy novedosa, si logramos alcanzarlo bien. 

Entonces, ¿es una estrategia de comercialización, de distribución o ambas
Es más de distribución para que el libro sea accesible en todas las plataformas que podamos utilizar, aunque sean más complicadas. Por ejemplo, ya Amazon te permite que colgués tu obra para vender. Ya si hablamos de comercialización, es otra cosa, a lo que me refiero es a la facilidad con que se puede utilizar esa plataforma.

¿Hablamos de digitalizar todo, parte del inventario, o solo las nuevas obras?
Ese es otro proyecto. Queremos crear algo así como el proyecto Gutenberg, un acervo de libros que pueden estar disponibles para que cualquiera lo pueda descargar. 

¿Y se cuenta con los recursos para hacer eso? 
No es cosa del otro mundo. Si Carmen Álvarez puede poner su libro en Amazon, no veo por qué la DPI no lo pueda hacer. No es ciencia nuclear lo que se requiere para hacer esto, se puede cumplir, se puede lograr. No creo que eso menoscabe el libro impreso, más bien creo que lo potencia. 


¿Qué otros cambios y novedades trae en mente?
Estamos en una especie de reingeniería para dejar de ser una DPI pasiva que está esperando que le lleguen los manuscritos. Queremos atraer a gente joven, gente que no se ha animado todavía porque no sabe cómo. También queremos involucrar a los escritores en la promoción de sus libros y que la gente los conozca. La DPI no es solo poesía o ficción, la colección histórica es muy importante. Es decir, hay libros como 'Insurrección no violenta de El Salvador', de Patricia Parkman, y 'Economía de El Salvador en el siglo XIX', de Héctor Lindo, sobre la economía del café, que son de una gran calidad. 

Ahora bien, ¿está preparado para enfrentar la burocracia, al sindicato y la resistencia al cambio, en caso que existan? 
Yo no veo al sindicato como un problema, lo veo como un complemento. No tiene por qué haber antagonismo entre la empresa y el sindicato. Yo mismo fui organizador sindical en los años 60. Entonces, no veo razones por las cuales no nos podamos entender para trabajar. Los trabajadores comparten objetivos comunes, están muy identificados con el trabajo que hacen. Y en cuanto a la burocracia, pues lo que he encontrado desde que vine es que se me están abriendo las puertas. Yo no he sentido que tenga que estar luchando, más bien siento que debo seguir el paso. 

¿Cuánto tiempo llevaba viviendo fuera del país?
20 años, me fui en el 92. Hice algunos intentos por regresar pero no se pudo. 

Hablamos con algunos escritores, incluso ex directores de la DPI y algunos no quisieron dar su opinión al respecto porque decían que no lo conocían. Entonces, ¿cuál será su estrategia para acercarse a los escritores? 
Mi estrategia es acercarme a los escritores. Conozco a muchos. Manlio Argueta me llamó para felicitarme y ver cómo podemos trabajar juntos. He tenido contacto también con el mundo académico, con Ricardo Roque, y él accedió a colaborar con la nueva DPI. Tengo el apoyo de escritores de mi generación, como Horacio Castellanos Moya, Miguel Huezo Mixco... Lo que realmente quiero es aprovechar y capitalizar el conocimiento de la gente que estaba aquí. Tener una DPI abierta y tener buenas relaciones no solo con el mundo literario, sino con el mundo cultural. 

¿Considera que es posible que la DPI alcance el perfil que tienen otras editoriales estatales en el mundo, como en México o Argentina? 
No quiero entrar en comparaciones, lo que yo me he propuesto es hacer el mejor trabajo posible para acercar los mejores talentos y el tiempo lo dirá. Si usted va por aquí, todo el mundo está haciendo algo ya. Hay mucha gente buena, un buen ambiente para hacer propuestas y para la innovación. Queremos tener un ritmo continuo similar a las máquinas de un barco en marcha. 

Llega usted cuando faltan menos de tres años para que acabe este período presidencial. ¿En cuánto tiempo cree que pueda ofrecer resultados? 
Hay objetivos inmediatos y a largo plazo. Todavía hay muchas cuestiones que desatascar para que la maquinaria funcione bien: desde mantenimiento hasta cuestiones de contratos, con lo que queremos ser muy cuidadosos, ser transparentes, tener todo bien cuadriculado y evitarnos conflictos de cualquier tipo. Eso ya es un logro. Creo que el hecho de que haya actividad e ideas, ya significa un cambio. Para febrero ya tenemos un calendario tentativo de presentaciones.

¿Y a largo plazo?
A largo plazo vamos a encontrar ese talento que queremos identificar. Otra meta sería que nuestros libros se vendieran en Centroamérica. No sé qué tipo de acuerdos se requieren que permitan publicar libros de autores centroamericanos. Vamos a trabajar en políticas de intercambio. 

¿Cuándo podríamos sentarnos nuevamente para que le cuente a nuestros lectores su plan? 
Algunos elementos del plan ya se los di, pero quedemos para la última semana de febrero, quizás antes. 

Ahora que me comenta sobre posibles alianzas que tienen que ver con la promoción de los libros en otros países, ¿cómo evalúa el caso de la editorial sueca que llevó a la destitución del ex director Carlos Serpas? 
Como hay un proceso legal es preferible que eso lo maneje el departamento jurídico. Lo único que le puedo comentar es que es una advertencia, un rótulo en el camino sobre lo minado que puede estar un terreno. Por eso una de mis intenciones, y desde el principio ha sido así, es tomar decisiones con el equipo. Es decir, yo no tomo decisiones sin meditarlo. Yo consulto con los distintos departamentos para tratar de no dar pasos en falso. 

¿Cómo piensa establecer las estrategias luego de ese proyecto fallido? 
Apenas llevo cuatro días aquí, estamos en proceso. Todavía no tengo todas las prioridades y la agilidad porque se tienen que resolver cosas de procedimientos, de mecanismos. Lo que he observado es que hay un espíritu muy positivo, la gente tiene deseos de que esto funcione bien, hay mucha iniciativa. Realmente, en lo que concierne a la gestión del lugar, aparte de la cuestión de edición editorial, mi labor consiste en ser un organizador y dejar que la gente haga su trabajo.


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