<p>Los Márquez guardan hasta los dientes que hallaron al construir su casa, aquí donde el ejército asesinó a mil personas -la mayoría niños- hoy hace 30 años. Y mientras el Estado sigue negando justicia, El Mozote sigue negándose a convertirse en cicatriz.</p>

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&lt;p&gt;Los huesos de la familia Márquez aparecieron el 12 de noviembre de 2010, luego de que un albañil cavara una zanja en donde se levantaron las bases de una casa de concreto.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Luego de trabajar por años en fábricas textiles, granjas y haciendas, Orlando Márquez regresó a su terruño, 25 años después, para vivir de la tierra y el pastoreo.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;A los dueños de esos huesos, en vida, Juan Bautista los visitaba para comprarles cuajadas y azúcar, hace más de 30 años.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Así era el caserío El Mozote antes de la masacre. Sus habitantes –alrededor de 300- vivían de cultivar la tierra y de la comercialización del henequén.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Juan Bautista hoy tiene 72 años y vive en la comunidad Segundo Montes de Morazán. En El Mozote cultiva maíz y vende lazos de atar, a un dólar. Los lazos son de fibra de henequén, un cultivo que cayó en desuso después de la guerra.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Tras las masacres de El Mozote, Andrés Barrera compuso una canción en honor a las víctimas y fundó el grupo musical Los Torogoces de Morazán.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Tereso de Jesús Márquez fue uno de los primeros campesinos &#8220;catequistas&#8221; del cantón La Guacamaya, que luego de recibir cursos de orientación cristiana y de primeros auxilios se convirtió en guerrillero.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Una vaca pasta bajo las faldas del cerro La Cruz, en las afueras de El Mozote. Este fue el camino que tomó Juan Bautista para huir de la masacre, el 9 de diciembre de 1981&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Sotero Guevara hoy tiene 73 años y vive en la comunidad Quebracho junto a su segunda esposa.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;El Batallón Atlacatl masacró a campesinos adentro y afuera de sus viviendas, en una avanzada que tenía como propósito 'quitarle el agua al pez', en alusión a las comunidades cercanas a los territorios controlados por la guerrilla.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Antonio Pereira, de 73 años, perdió a toda su familia en la masacre ocurrida en el caserío Los Toriles, ubicado a dos kilómetros de El Mozote.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Rufina Amaya en la puerta del juzgado de San Francisco Gotera, Morazán, tras la presentación de la denuncia judicial contra los mandos del Batallón Atlacatal. Octubre de 1990.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Los números 1, 2 y 3 hacen referencia a los primeros tres cadáveres que pudo rescatar el Equipo Argentino de Antropología Forense en El Mozote. Mayo de 1992.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;El ejército aniquiló a casi todos los habitantes del caserío Los Argueta, en el cantón Cerro Pando. Cuando Anatolio Argueta buscó a sus víctimas solo encontró a una niña 'secándose' en una hamaca, porque el resto de cuerpos 'habían sido devorados por los animales'.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;El teniente coronel Sigifredo Ochoa Pérez junto a Domingo Monterrosa en Santa Clara, San Vicente, 1983. Foto tomada del facebook de la Asociación de Veteranos Militares de El Salvador. &lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Pintada que apareció en el caserío El Mozote después de perpetrada la masacre del 11 de diciembre de 1981.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;En esta imagen tomada en 2011, Liliana Pérez, de 21 años, nuera de Pedro Chicas, se dispone a leer el testimonio de su suegro, quien en aquellas fechas ya había perdido la voz y se comunicaba escribiendo en una pequeña pizarra. Chicas murió en abril de 2013, cuatro meses después de que la Corte Interamericana condenara al Estado por el cometimiento, ocultación de la masacre, pero también por la falta de acceso a la justicia. Foto de archivo El Faro | Bernat Camps.&lt;/p&gt;

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&lt;p&gt;Míriam Núñez, esposa de Orlando Márquez, muestra un retrato de su suegra Agustina y su cuñadas Edith y Yesenia, fallecidas en la masacre del caserío El Mozote.&lt;/p&gt;

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Machete Sensembra (texto)

Daniel Valencia

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Las masacres de El Mozote