Opinión /

La caída de Europa


Lunes, 7 de noviembre de 2011
Luis Fernando Valero

Lo que está sucediendo en la Unión Europea es más profundo que una crisis. Alemania en estos momentos es la locomotora de la UE, pero eso no significa que esa locomotora en solitario decida el futuro de los 500 millones de la UE, y eso es lo que está sucediendo con la no aprobación por parte del Tribunal Constitucional del fondo de rescate para Grecia. La decisión del Tribunal deja en el aire temporalmente el visto bueno de la Comisión de Presupuestos del Bundestag a las medidas de Bruselas.

Ello ha llevado a que el Primer Ministro griego Papandreu hiciera un órdago a la grande y dijera que convocaba un referéndum para que el pueblo griego opinase del plan que rescate de la UE a su país. Tal fue el terremoto que sacudió las estructuras europeas que inmediatamente se le dijo a Papandreu que no había cumplido su palabra y que se quedaban detenidos los  8.000 millones de euros que necesitaba en este mes para poder pagar mínimamente las nóminas de los funcionarios públicos y los intereses que vencían en esta semana, Papandreu rectificó pero todo sigue en el aire.

La UE está en un callejón sin salida, todos los expertos y lobbys, como El Consejo del Siglo XXI, un”lobby” de presión organizado por el Instituto Nicolas Berggruen (NBI) formado por más treinta de expertos, empresarios y líderes políticos de todo el mundo, ha advertido a los países de la UE  que, si no avanzan de forma decidida hacia su unión fiscal y política, el futuro del euro y el crecimiento mundial seguirán estando en grave peligro. En una palabra se debe caminar a los Estados Federales de Europa.

Entre los reunidos destacan tres premios Nobel (Amartya Sen, Michael Spence y Joseph Stiglitz); ex jefes de Gobierno como el británico Gordon Brown, el alemán Gerhard Schröder, el brasileño Fernando Henrique Cardoso o el mexicano Ernesto Zedillo; empresarios de medios de comunicación como y los fundadores de Twitter, Paypal, Linkedin o eBay.

Esto se traduce en que ya no es ilusionante, tal como está funcionando la UE  considerarse europeo con pasaporte común y una moneda común.

Y así se observan sonrisas cómplices del eje francoalemán  ante la pregunta de un periodista sobre los recortes italianos, el rifirrafe de Cameron y Sarkozy; hay desconfianza de unas naciones hacia otras y  se ha evaporado aquel ideal de la Europa culta, ya que no ha sabido, a pesar de su mucha historia y cultura, seguir la buena intención de los Padres Fundadores: Schuman, Monnet, en lo económico, en los valores, y los actuales dirigentes de la UE parecen funcionarios de segunda, cuesta creer que anteriores líderes como el francés Jacques Delors, el británico Roy Jenkins o el luxemburgués Gaston Thorn, hubieran consentido en ser tratados como meros funcionarios y renunciado a ser ellos quien tomaran el timón y la iniciativa de presentar propuestas para salir de la crisis.

Felipe González, quien presidió una comisión de expertos sobre el Futuro de la UE, ha comentado: 'La experiencia enseña que modificar los tratados podría llevarnos a un bloqueo de cinco años, pero quizá ha llegado el momento de que, si hay que tocar los tratados, se haga dejando fuera a aquellos que no quieren avanzar'.

A pesar de las medidas tomadas por el último Consejo Europeo, aún se está lejos de ver la luz. Por ejemplo España acaba de llegar a los cinco millones de parados, que implica casi un tasa del 22%, con picos de hasta el 60% entre los jóvenes. No hay país que pueda aguantar mucho tiempo esa situación.

Mario Vargas Llosa a este respecto acaba de escribir: ”Tener casi cinco millones de parados como le ocurre a España es una tragedia para cualquier país, y, sobre todo, para una sociedad que hace apenas ocho años era la historia feliz de Europa, un país de una economía pujante que muchos envidiaban y un ejemplo flagrante -para América Latina en particular y el Tercer Mundo en general- de que, con estabilidad, democracia y políticas acertadas un país puede quemar etapas y, en un periodo relativamente breve alcanzar altos niveles de trabajo y bienestar...

'La razón principal de semejante desastre es una política económica errática, imprudente, y la obstinación del Gobierno socialista en negar la existencia de la crisis a lo largo de más de un año, lo que le impidió tomar las medidas correctivas que hubieran moderado la caída y acortado el periodo de recuperación de la economía. Los pronósticos sobre lo que esta tardará varían, pero todos coinciden en que el año que se avecina será todavía más duro que el que se va.”(El País, 6/11/2011)

Esta situación está lastrando la realidad de la UE, pues ya ha habido necesidad de rescatar a Irlanda, Portugal, Grecia, acaba de ser puesta en cuarentena Italia y ya se observa cómo está España, que dentro de quince días tiene elecciones ante su caótica situación.

Los líderes europeos adoptan medidas que son de cortísimo alcance, parches que tapan muy temporalmente las grietas abiertas en el edificio del euro pero no proponen soluciones para dar estabilidad al sistema.

Hay dinero, ¡y mucho!, para ayudar a los bancos, esta vez más de un billón de euros, pero no se canaliza tanto dinero para dar crédito a las pequeñas empresas, a las familias ni a las instituciones públicas que deben miles de millones de euros a sus proveedores (empresas constructoras, empresas de servicios, de limpieza, de luz, de telefonía, farmacias, restaurantes, hoteles…), que son el tejido social que sostiene el sistema; y los que pagan más del 80% de los impuestos, principalmente para la banca.

Todo esto ha exacerbado las tensiones entre los 17 miembros de la UE que también lo son de la eurozona y los 10 que no lo son, una prueba de ello fue la trifulca entre Sarkozy y Cameron.

Nadie está contento en Europa. Desde los ciudadanos de a pie a los políticos; los países grandes o pequeños, ricos o pobres pero todos saben que están  atados a un mismo destino, a un matrimonio de conveniencia del que no puede divorciarse porque es peor el remedio que la enfermedad.

Paul Krugman lo ha dicho claramente:”La amarga verdad es que, cada vez más, parece que el sistema del euro está condenado” y ha recurrido al ejemplo de la vieja canción infantil de 'Hay un agujero en mi cubo'.Para los que no conozcan la canción, trata de un granjero perezoso que se queja del mencionado agujero y a quien su mujer le dice que lo arregle. Pero resulta que, cada acción que ella propone, requiere una acción previa y, al final, ella le dice que saque un poco de agua del pozo. 'Pero mi cubo tiene un agujero'.

El problema es que hay una moneda común ,pero no instituciones comunes: Impuestos, Hacienda, Banco Central Europeo… y ello debilita a la UE, parece un chiste de humor negro ya que la UE tiene menos deuda pública que Gran Bretaña, Japón o Estados Unidos y en cambio ellos son capaces de adquirir deuda a precios bajos. ¿Dónde está el chiste?, en que ellos siguen teniendo sus propias monedas y los inversores saben que, en caso de necesidad, podrían financiar sus déficits imprimiendo más moneda. ¡Ah Si el Banco Central Europeo respaldase de un modo similar las deudas europeas, la crisis se suavizaría enormemente! Pero eso no es así, pues cada país mira solo para sí, prueba de ello son los tira y aflojas de los Tribunales Constitucionales y de los gobiernos, cada uno intentando solucionar la crisis de la UE, en función de las muy particulares situaciones políticas de sus partidos en sus naciones, no en función del conjunto de la UE.

La sociedad de la UE observa cómo muchos de los logros conseguidos se van diluyendo, lo que exaspera a los ciudadanos; y por ello las movilizaciones y los altercados en muchas ciudades europeas.

Ello es debido, como señala Janis Emmanouilidis, analista del European Policy Centre, un”think tank” en Bruselas es que hay pavor a enmendar los tratados vigentes, para ir a hacia un Estado Federal, por el trauma y la pesadilla que supuso la ratificación de los tratados Constitucional y de Lisboa.

Hasta el departamento de paz y justicia del Vaticano ha elaborado un documento que pide “una autoridad pública global” y “un banco central global”. El documento se llama “Hacia una reforma de los sistemas financieros y monetarios internacionales en un contexto de autoridad pública global” y señala que “la crisis económica y financiera por la que está pasando el mundo impele a todos, individuos y pueblos, a examinar en profundidad los principios y los valores culturales y morales que son la base de la coexistencia social”.

Critica “la idolatría del mercado” y la sustituye por la del Estado. Busca una “autoridad supranacional”. Una “jurisdicción universal”. Un ente centralizado que decidiría sobre todos nosotros. El camino más recto hacia la pobreza.

Porque los datos son claros los índices de pobreza en Europa han crecido 4 puntos en el último año. Por ello como señala Joschka Fischer, ex Ministro de Asuntos Exteriores de Alemania: “hasta que la eurozona no posea un marco institucional confiable, con una base sólida que consista en un verdadero gobierno, un control parlamentario eficaz y genuina legitimación democrática, no se avanzará en una buena dirección.”.

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