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Pleito por candidaturas fracturó al PP antes de nacer

¿Qué pasa cuando los discursos sobre justicia social, democracia y mayorías no alcanzan para cubrir los pactos ocultos bajo la alfombra de los partidos políticos? La del Partido Popular es una historia que retrata la fiebre de la clase política por afianzar el dinero y las candidaturas, a tal punto que la organización se rompe antes de nacer precisamente por desavenencias sobre cargos en la administración pública.


Lunes, 14 de noviembre de 2011
Efren Lemus

Un grupo de hombres -una mezcla de curtidos políticos con otros que apenas están comenzando su carrera- sesiona un día de julio en un local privado en San Salvador, cerca del Gimnasio Nacional. Mueven piezas y discuten planes y estrategias de cara a las elecciones legislativas y municipales de 2012, para las que faltan solo ocho meses. Creen que es conveniente que sean candidatos 'frescos' quienes busquen una diputación en San Salvador y otra en Usulután, mientras que parecen convencidos de que los departamentos de La Libertad y Santa Ana deben ser reservados para políticos con experiencia. Comienzan la repartición de candidaturas, aunque tienen un problema: carecen de un partido político y ese reparto de puestos provocará, en pocas semanas, la ruptura de la organización antes de ganar reconocimiento oficial.

Aquellos dirigentes y fundadores del Partido Popular, que se dice de ideología socialcristiana, tenían meses de luchar contra las objeciones y tiempos del Tribunal Supremo Electoral, que aún no les admitía el inicio del proceso de inscripción. Uno de los protagonistas de esta historia confiesa que desde la fundación del PP, el 13 de enero de 2010, existían candidaturas que estaban reservadas para determinados nombres. Ese acuerdo, dice, nunca quedó plasmado ni en actas ni en documentos, porque lo consideraban como un pacto entre caballeros.

Según coinciden todas las fuentes consultadas, queda claro que el PP nació para buscar cargos en la administración pública. El compromiso inicial era este: Orlando Arévalo, el secretario general y rostro más visible del PP, sería el indiscutible candidato a diputado por La Libertad, el mismo departamento en donde en 2009 obtuvo su diputación por el PCN; Horacio Ríos, exlegislador de Arena y del ya extinto PAN, como candidato en Santa Ana; mientras que San Salvador y Usulután estarían reservados para dos personajes que debutaban en la arena política pública: el empresario Catalino Miranda y el general Carlos Alfredo Soto, respectivamente.

Pasó el tiempo, y Orlando Arévalo con frecuencia aparecía reclamando ante los medios de comunicación el supuesto boicot contra el nacimiento de su partido. Ya para mediados de este año, en junio, el PP tuvo una primera sesión en la que aparecieron nuevos pretendientes, que complicaban el acuerdo inicial de enero de 2010. En julio, el pacto sufrió fisuras más profundas cuando los nuevos aspirantes insistieron en sus pretensiones. Por eso, cuando el TSE finalmente inscribió al PP, el 18 de agosto, algunos no tuvieron tiempo para celebrar y, por el contrario, corrieron a buscar la manera de afianzar las candidaturas que deseaban. Por eso, en lugar de asistir a un festejo en el Estadio Cuscatlán 10 días más tarde, una parte de la Comisión Política invirtió su tiempo en forjar alianzas que les permitieran disponer del dinero del partido y, por supuesto, de la consolidación de las postulaciones.

Aquella atolada del 28 de agosto en el Estadio Cuscatlán prometía entrar a la historia como la más grande del mundo: estaba lista un camión cisterna repleto de leche, un millón y medio de elotes y cientos de banderas para que una multitud ovacionara el inicio de la inscripción del PP. Pero el matrimonio político que convocó a esa fiesta inició los trámites de divorcio seis días antes de degustar el postre. El lunes 22 de agosto, Catalino Miranda –en nombre de otros miembros de la Comisión Política- le pidió a Orlando Arévalo que la atolada se cancelara o que se realizara en un local más pequeño porque temían poca asistencia.

Para Arévalo, la petición terminó de dibujar un mapa de intrigas y conspiraciones que tenían como principal autor a Rónal Umaña. Este exdiputado fue secretario general del PDC a finales de los 90, pero en 1999 fue expulsado del partido por René Aguiluz, quien lo acusaba de derechizar la organización. En 2006, cuando el entonces diputado Juan Pablo Durán fue expulsado, Umaña intentó sin éxito regresar y desbancar a Rodolfo Parker, el ahora secretario general democristiano y quien fue candidato presidencial pedecista en 1999, gracias a que Umaña le dio la candidatura cuando aún dirigía la organización.

En 2009, en la recta final para la elección presidencial, Umaña apareció apoyando la candidatura de Mauricio Funes, como representante de un movimiento no partidario. Poco después, a finales de 2009, el aún en ciernes PP encargó a Umaña elaborar los estatutos y un compendio ideológico para el PP. Pero en los meses previos a la atolada, Arévalo estaba convencido de que Umaña hacía algo más que teorizar sobre los principios socialcristianos. Los indicios que apuntaban a eso, dice, eran reuniones paralelas de la Comisión Política en Fecoatrans, el gremio de transporte que dirige Catalino Miranda, donde el expedecista cabildeaba su llegada a la Junta de Vigilancia Electoral, a la jefatura del comando de campaña y a ser el candidato a diputado suplente de Catalino Miranda por San Salvador.

“La olla revienta cuando algunos líderes me vienen a decir: mire, diputado, Rónal anda pidiendo apoyo para ser el diputado suplente de Catalino. ¡Ah, no!, dije, eso es lo peor que podría pasar porque Rónal se comprometió en un pacto de caballeros a que no iba a aspirar en los primeros tres años (dentro del PP) a ningún cargo de elección”, dice Arévalo.

Umaña responde que es una mentira flagrante que buscó la suplencia de la diputación. Sin embargo, a juzgar por las declaraciones de Catalino Miranda, esa posibilidad existió y la misma frase explica por qué generó tanta oposición por parte del secretario general: “Arévalo pidió que mi suplente no fuera Rónal, que el suplente era Quique (Enrique) Rais, eso él me lo pidió. También me dijo que él iba a poner a los candidatos en los 19 municipios de San Salvador, esto discrepaba de los pactos de caballeros”.

En la misma semana de la celebración de inscripción del PP, Arévalo intentó una purga en la Comisión Política: se reunió en el restaurante Maya con Miranda e intentó convencerlo de promover la expulsión de Umaña y Ever Rodríguez, representante del sector profesional del partido. El plan falló y la fiesta de celebración, la atolada, siguió en la agenda. Umaña dice que apoyaron esa fiesta, pero Arévalo replica que sus compañeros le bloquearon la posibilidad de llenar el estadio. Agrega que, por ejemplo, Miranda no le apoyó con 400 unidades de transporte que servirían para movilizar a más de 20 mil personas. “Si llenaba el estadio ya no podrían detenerme”, comenta, a modo de explicación sobre la renuencia de sus compañeros de partido a impulsar la celebración.

En las fotos de la atolada, Arévalo no aparece ni con Rónal Umaña, ni con Catalino Miranda, ni con Horacio Ríos. Arévalo salió en las fotos de la prensa a manos alzadas con Enrique Rais, el empresario que fue procesado y exonerado por la defraudación al Ingenio El Carmen y que hoy está al frente de MIDES, la empresa que procesa la basura del Gran San Salvador. Cerca de ellos está Blanca Rais, la hermana del empresario e integrante de la comisión política.

Rais, financista y presidente honorario del PP, dijo a Diario El Mundo que no descartaba ser diputado: “Busco apoyar a la sociedad salvadoreña y donde me inviten. No descarto nada porque será la democracia quien decidirá quién correrá”. 

La disputa silenciosa por el control del PP se desbalanceó cuando dos asesores de la Asamblea Legislativa simpatizaron con la causa de Catalino Miranda. Inicialmente, el empresario de transporte solo tenía cuatro de los 15 votos de la Comisión Política, pero cuando logró convencer a Ever Rodríguez, el representante del sector profesional que tenía influencias sobre otros cuatro miembros de la comisión, la mayoría estaba lista para promover la expulsión de Arévalo por “megalómano” y por mal manejo de fondos.

La comisión pidió al Tribunal Nacional de Honor que valorara las acusaciones contra el diputado Arévalo. Ese tribunal estaba integrado por representantes del sector profesional, entre ellos Norto Rivas, otro asesor de la Asamblea Legislativa, quien también había trabajado con Umaña en la elaboración de los estatutos y en los principios filosóficos del partido. Arévalo dice que recibió una puñalada trapera porque Rodríguez y Rivas eran sus asesores en el parlamento.

“El doctor Rivas está en la planilla como asesor mío en la Asamblea. Ever Rodríguez también cobra en la Asamblea como mi asesor. Que mi empleado, mi asesor, haya sido capaz de hacer esto no me cabe la menor duda que lo único que lo pudo haber movido es una fuerte suma de dinero. No me cabe la menor duda. Por moral y ética deberían estar conmigo porque no deberían morder la mano a quien les da de comer”, lamenta Arévalo.

Sus opositores le miden con la misma vara de la ética: lo acusan de vender candidaturas. Umaña asegura que esa fue una de las razones por las cuales lo expulsaron. “Un día dijo que le iba dar la diputación de Usulután a un tal Meardi, quien le iba a dar 200 mil dólares, 100 mil para la candidatura y 100 mil para el partido. Juan Pablo Durán, en La Paz; Ulises Villatoro, en San Miguel. En Sonsonate había un ingeniero que le había ofrecido una finca en Chalate para empeñarla o venderla. Eso no lo íbamos a permitir. La decisión fue: o paramos esto ya o nos vamos a la campaña mintiendo y nos reventamos la madre en cualquier momento”, cuenta.

Por esas disputas el PP tiene, ahora, dos secretarios generales y dos comisiones políticas. Por las expulsiones mutuas del partido, aquellos hombres han olvidado la diplomacia y usan calificativos que no son típicos de socios de un proyecto. 'Catalino es un analfabeto en política, se lo engancharon. Y Rónal… ¿Quién no sabe que Rónal es un ladrón señalado y desprestigiado, un hombre que ha falsificado firmas de cheques, que ha defraudado universidades y ong, que vendió decretos en la Asamblea Legislativa?'

Cuando a Arévalo se le hace ver que fue él, precisamente, quien llevó a esa persona al PP, lo admite con un discurso que pareciera el de un dirigente altruista. 'Sí, yo invité sin exclusión alguna para crear un frente ante las cúpulas políticas. El PP es un partido humanista e incluyente. Entonces, Rónal y Horacio eran los más representativos de los políticos excluidos y por eso entran y quedan en la cúpula'.

Luego El Faro le subraya que lo que le está imputando a Umaña son acciones que podrían ser calificadas como delitos, y aun así lo llevó al PP. 'Es que… mira… ellos iban a hacer un esfuerzo por demostrar su mea culpa de la imagen que han generado, pero hoy estamos frente a la irracionalidad de una persona que está tirando por la borda posiblemente la última oportunidad de su vida para salir de ese hoyo moral, ético y económico. Rónal  es un político descartado, incapaz de hacer su propio partido, incapaz de ser aceptado aun en los partidos políticos que andan viendo qué bolitos de la calle agarran'.

Y así como el PP tiene dos dirigencias, así tiene dos historias sobre los intereses que significaron un quiebre entre los dirigentes. “Lo que pasa es que Arévalo es cínico y sinvergüenza, él mismo le ofreció a Rónal un puesto en el TSE para que no tuviera mucha exposición pública”, cuenta Miranda. “Aquí el problema es que no pudo manipularnos. Cuando autorizaron el partido y ya se sintió un secretario general de verdad, Arévalo tuvo un cambio de personalidad fuerte. Él necesita sicólogo, empezó a tener locuras, lo veía muy desquiciado”, dice Umaña.

Ahora, las dos dirigencias del PP esperan que los magistrados del TSE decidan quiénes deben dirigir el partido que tiene como símbolo un pino. El pino significa la longevidad, la inmortalidad y la virilidad, explican sus dirigentes. Y mientras Arévalo y compañía manejan en la práctica dos PP, hay otros ocho partidos que están corriendo ya camino de los comicios de 2012.

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