El FMLN pactó con GANA la Corte de Cuentas. Lo hizo siguiendo la tradición política que durante tantos años cultivaron ARENA y el PCN. Pactando la institución encargada de velar por el correcto uso de los fondos del Estado, por la institución más clave del Estado para combatir la corrupción en momentos en que ésta amenaza con devorarse al sistema.
Pero lo que el FMLN y Funes han hecho es peor que lo que hacía ARENA, porque ARENA prometía continuismo, perpetuar las mismas prácticas y ejercer el poder de la manera en que ya lo habían venido haciendo. En cambio el partido de la revolución y el presidente del cambio prometieron una transformación de fondo de todo el sistema hacia uno más transparente, más justo y más solidario.
De aquellas promesas y la ilusión del electorado hemos terminado con un 743 planificado con la complicidad de Funes y los partidos de la derecha; y con una nueva Corte de Cuentas que tiene como magistrado justamente al presidente de un partido político, GANA, cuyos miembros fueron prominentes funcionarios del gobierno anterior, al que difícilmente querrán contarle tampoco las costillas. Ni a aquel ni a este.
En otras palabras, todo cambió para que poco cambiara. En la Corte de Cuentas solo hubo una sustitución, de los anteriores poderosos a los actuales poderosos; de los anteriores “socios” del PCN a los actuales “socios” de GANA.
Para rematar el abuso, los magistrados electos tienen juicios pendientes en la misma institución que encabezarán a partir del 29 de este mes.
Con esta elección, y con el descuidado procedimiento para llegar a ella, se desperdicia la mejor oportunidad de despartidizar la Corte, de llevar a ella a personas independientes y probas que vigilen el buen uso de los recursos de un Estado pobre y vulnerable, amenazado además por la penetración del crimen organizado.
Pero ya hay otro ejemplo, en la últimas semanas, del poco interés de los partidos y del presidente de la República por permitir el trabajo de funcionarios independientes y probos: el del 743.
