Opinión /

Un periodismo libre y de calidad


Lunes, 23 de mayo de 2011
Mauricio Silva

Antes de Los Acuerdos de Paz en El Salvador no existía libertad de expresión. Los que pensaban diferente al status quo no podían expresar sus opiniones, salvo contadas excepciones; no podían pues existía un oligopolio sobre los medios de comunicación que les negaba el acceso a la prensa y la televisión. Se les calificaba como subversivos peligrosos, lo que significaba peligro; fueron muchas las voces que murieron, desaparecieron o sufrieron por esa represión. Monseñor Romero fue una de las excepciones, él por su posición y liderazgo pudo ser “voz de los sin voz”, aunque por ello su principal medio de difusión, la radio YSAX, fue bombardeada muchas veces. Las sociedades internacionales de prensa nunca denunciaron muchas de esas violaciones. Todo ello llevó también a una falta de periodismo de calidad. Había temas tabús, se investigaba poco, no se debatían ideas, todo lo que influyo en nuestra cultura de poca apertura y poco respeto a los derechos y pensamientos ajenos.

Poco a poco, desde el fin de la guerra, se abren más espacios de expresión, nos beneficiamos de periodismo investigativo y valiente, se debaten ideas, ya nadie es dueño absoluto de la verdad. Ello nos ha permitido conocer diferentes puntos de vista, romper oligopolios, enriquecer nuestro conocimiento, conocer y denunciar injusticias y contar con nuevas herramientas en la lucha por una mejor sociedad. Ha obligado también a mayor transparencia, a tener que defender puntos de vista  e ideas – no imponerlos, a relativizar opiniones, y exigir y brindar un periodismo de mayor calidad. Todo ello fruto de mayor libertad, pero también del esfuerzo institucional de algunas universidades que le dieron relevancia a esa área profesional y de varios países amigos que ayudaron a formar a la nueva generación de periodistas. Los avances en las ciencias tecnológicas, sobre todo en los sistemas electrónicos, han permitido una mayor democratización de los medios de comunicación.

Existe todavía mucho camino que recorrer. Los principales medios de comunicaciones, especialmente los tradicionales y de mayor cobertura, continúan siendo parciales en su defensa por el status quo; su calidad periodística continua siendo deficiente. Muchos periodistas capaces que trabajan para esos medios  sienten su libertad de expresión y superación profesional constantemente restringida.

Estas últimas semanas hemos tenido ejemplos de buen periodismo y algunos de malas prácticas, que nos recuerdan los viejos tiempos, lo que no debemos permitir. El Faro y sus periodistas reciben varios premios internacionales en reconocimiento a su labor, especialmente su trabajo de periodismo investigativo. El Foro de El Faro da relevancia a nivel internacional a nuestro periodismo, aporta a la formación de sus profesionales y abre todavía más nuestro debate y nuestras ideas. Importante dentro de ese evento es el reconocimiento al arte cinematográfico como herramienta valiosa para el periodismo.

Asustan también las denuncias de otro periodista, Paolo Luers, que manifiesta haber sido sujeto de violencia directa por su trabajo; satisface su respuesta de no dejarse intimidar por ella y prometer seguir en su lucha. Esas prácticas, comunes antes de la paz, no se pueden permitir, no importa de donde vengan o qué intereses defiendan. La violencia del crimen organizado y los narcotraficantes nos recuerdan constantemente que para ellos esas tácticas son usuales, pero también el esfuerzo y sacrificio de muchos periodistas, son factores claves en la lucha contra ellos. Son también condenables las prácticas que todavía mantienen varios de los principales medios de comunicación de tergiversar la verdad, lo que empieza a verse con mayor frecuencia a medida que avanza la campaña política.

El trabajo de los periodistas es un valioso aporte a nuestra democracia y la formación de una mejor sociedad. Trabajo que como dijo el periodista de El Faro, Carlos Martínez, requiere compasión. Un trabajo duro, que requiere sacrifico personal. Pero un trabajo que ha logrado avances significativos en El Salvador. Dados los avances tecnológicos, el desarrollo institucional de los medios de comunicación y la mayor libertad que ahora existe en el país, esos avances deben ser irreversibles. En esa área el buen trabajo de unos ya está obligando al cambio de muchos.

 

 

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