Opinión /

Tensiones en la Unión Europea


Lunes, 16 de mayo de 2011
Luis Fernando Valero

En los años 50, la integración europea dio sus primeros pasos con la formación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Sus seis fundadores fueron: Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos. El 1 de enero de 1973 Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido entran a formar parte de la Unión Europea, con lo que el número de Estados miembros aumenta a nueve.  En 1981 Grecia pasa a ser el décimo miembro de la UE, y, cinco años más tarde, 1986, se suman España y Portugal. Ya son doce.

La UE, en aquellos momentos  se planteaba como unos Estados Unidos de Europa con la idea ventajosa de que la UE, el Estado de Bienestar conseguido se iba a extender a todos aquellos que entraran en ella.

Pasito a pasito se han ido sumando países hasta los 27 actuales.

Las idas y venidas legislativas han sido numerosas desde desarrollar en 2004 una Constitución, idea fallida para la UE, hasta el Tratado de Lisboa de 2007, los avatares de la legislación Europa han sido en algunos casos azarosos, por no decir estrepitosos fracasos. Entre los acuerdos que colaboraron a desarrollar la UE es importante la fecha del 26 de marzo de 1995 en donde se firmaron los acuerdos de Schengen  que entran en vigor en siete Estados miembros: Alemania, Bélgica, España, Francia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal. Los viajeros de todas las nacionalidades pueden visitar estos países sin control de pasaportes en las fronteras. Hoy ese tratado rige para toda la UE.

La intención del recorrido de la construcción de la UE, podía equipararse a una especie de Shangri-La, un lugar ficticio descrito en la novela de 1933 Horizontes perdidos escrita por el británico James Hilton. Ese valle ha pasado a significar un lugar maravilloso y mítico, una especie de Paraíso, en donde la felicidad es la moneda corriente del vivir de sus habitantes.

Pues bien la UE ya hace tiempo que perdió esa intención y cada día más está acosada por numerosas plagas que alteran el diario vivir de sus habitantes.

Algunos de ellos quieren volver a poner fronteras, otros no desean seguir con la moneda común, el euro, que es moneda de 17 de los 27 países actuales.

La crisis ha cuestionado profundamente los cimientos económicos de la UE pues tres países, Irlanda, Grecia y Portugal han necesitado un rescate profundo para poder pagar sus deudas y volver a funcionar su economía, principalmente la financiera.

Las revueltas de los países árabes del norte de África han lanzado a las costas del sur de Europa, principalmente, Italia, Chipre, Malta a más de 150.000 inmigrantes que desean entrar en Europa a través de estos países, el tratado de Schengen les permite viajar por toda Europa, si en uno de esos países se les da una tarjeta temporal.

Ello ha sido cuestionado por otros países y por ejemplo, Francia, detuvo los trenes y puso controles, en la frontera con Italia, Dinamarca los puso con Alemania, esto es un flagrante atentado a la libre circulación de ciudadanos y mercancías. Una vez más la UE está seriamente cuestionada, hay quien ve en estos movimientos una tremenda herejía, otros, una deconstruccion, a la manera derridiana, de la Unión Europea.

No es menor lo que está ocurriendo en la UE, pues quienes cuestionan los tratados son nada menos que Italia, Francia y Dinamarca, países fundadores.

El problema de que no haya fronteras y el mundo sea una aldea global, siempre ha tenido defensores, ya en 1965, el presidente Charles de Gaulle auspició un juego de sin fronteras en la tele, a fin de estrechar vínculos entre franceses y alemanes que tantas guerras han tenido entre sí. Otros sin embargo creen que las fronteras son consustanciales al nacionalismo y cada uno defiende y cierra su territorio tribal, ya lo cantó Peter Gabriel en una famosa canción.

Nadie duda de que el tratado de 1995 no se va abolir, son mucho más los inconvenientes que traería que las ventajas, pero es obvio que en algunos países de la UE la derecha más extrema, está ganando adeptos y que son demasiados los que creen que con la crisis no se debe abrir fronteras, pues no está el horno para repartir bollos de abundancia.

No se niega que lo de Dinamarca es de consumo interior, ya que la decisión es resultado de un acuerdo del Gobierno conservador con el xenófobo Partido Popular Danés, tercera fuerza política del país, que le apoya parlamentariamente desde hace una década. Y los votos del poder son los votos para gobernar. Y lo mismo ocurre con Francia en donde las horas bajas de Sarkozy ve cómo la heredera de Le Pen, extrema derecha, le come votos y de Italia ya no digamos los impresionantes líos de Berlusconi acosado en su propio partido y por los escándalos sexuales, necesita lanzar un distractor para evitar que el pueblo vaya más a por él.

Se llegará a un acuerdo, pero es evidente que, una vez más, quien sale perdiendo es la UE y todos los pueblos de Europa que creían en una Unión Europea más estilo Shangri-la, que no en una isla cerrada a cal y canto.

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