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Demócratas retienen Senado pero republicanos imponen condiciones

El presidente Obama tuvo que anunciar su disposición a hacer concesiones, después de la debacle electoral de su partido el martes. Aunque los demócratas lograron retener una escasa mayoría en el Senado, perdieron más de 60 escaños en la Cámara de Representantes. A partir de enero, el gobierno en Washington volverá a estar dividido.

Miércoles, 3 de noviembre de 2010
AP

Washington, noviembre 3. Esta capital se ha convertido en una ciudad de dos personas y dos partidos. Los demócratas retuvieron el martes por un estrecho margen su mayoría en el Senado, aunque aún no acaban de definirse algunos estados. Su gran derrota, sin embargo, ocurrió en la Cámara de Representantes, lo que obligará al presidente Barack Obama a tener que negociar con la oposición sus principales políticas.

Los demócratas sufrieron al menos seis duras derrotas a nivel de senadores, incluyendo el escaño de Illinois que ocupó en el pasado Obama. Y, como efectos colaterales, en materia de gobernaciones los republicanos obtuvieron importantes logros, incluyendo la reelección de Jan Brewer, en Arizona, quien en abril había promulgado una ley antiinmigrantes.

El líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, de Nevada, sobrevivió una dura batalla electoral contra la republicana Sharron Angle, del Tea Party, pero los republicanos expulsaron a dos senadores demócratas y robaron escaños a sus adversarios en otros tres estados.

La victoria de Reid, y las del Partido Demócrata en California y West Virginia, impidieron que los republicanos ganaran los 10 escaños que necesitaban para obtener la mayoría en el Senado.

Con los republicanos tomando control de la Cámara de Representantes, el presidente Barack Obama necesitará un Senado manejado por demócratas para dirigir su agenda legislativa.

El líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, hizo referencia a las victorias de su partido. 'Mientras que los demócratas en Washington actuaban a menudo como si no escucharan el mensaje, esta noche los votantes se aseguraron de que su mensaje se escuchaba clara y fuertemente', indicó.

Los veteranos senadores demócratas Russ Feingold, de Wisconsin, y Blanche Lincoln, de Arkansas, perdieron en sus intentos de salir reelegidos. Los republicanos robaron escaños del Senado en Illinois, Pensilvania, Dakota del Norte e Indiana.

En Illinois, el republicano Mark Kirk superó una dura batalla electoral contra el demócrata Alexi Giannoulias. Ambos lucharon para lograr el escaño que antes ocupó Obama. El presidente hizo comparecencias públicas el sábado y el domingo a favor de Giannoulias.

Los candidatos del Tea Party ganaron batallas electorales claves en Florida y Kentucky, probablemente generando un grupo de republicanos que presionarán a los líderes del partido para que insistan en reducir impuestos, gastar menos y reducir el gobierno.

Rand Paul, de Kentucky, y Marco Rubio, de Florida, revolucionaron el partido republicano la pasada primavera al superar a los líderes favoritos en las primarias. El martes superaron cómodamente a los demócratas, describiéndoles como demasiado extremistas.

En Utah, Mike Lee, apoyado por el Tea Party, ganó fácilmente tras robar la nominación republicana al senador Bob Bennett en marzo.

Feingold, un demócrata de tres términos en el Senado, perdió ante el recién llegado republicano Ron Johnson en Wisconsin.

En Arkansas, Lincoln quedó derrotada por el republicano John Boozman. Arkansas es un estado en que Obama perdió por un 20% hace dos años. Los conservadores dijeron que Lincoln, quien ganó sus dos primeras elecciones al Senado cómodamente, era demasiado cercana a Obama, mientras que los liberales consideraban que no era suficientemente leal.

El republicano Pat Toomey luchó una dura contienda en Pensilvania, superando al demócrata Joe Sestak.

Los votantes de Indiana decidieron que el republicano Dan Coats debería regresar al Senado tras una ausencia de 12 años. Coats, quien pasó una década en el Senado antes de dimitir en 1998, venció al demócrata Brad Ellsworth. El escaño quedó vacante tras la salida del demócrata Evan Bayh.

En Dakota del Norte, el gobernador republicano John Hoeven ganó el escaño al Senado que el demócrata Byron Dorgan mantuvo durante 18 años.

El procurador general de Connecticut Richard Blumenthal mantuvo el escaño abierto de su estado en el Senado en manos demócratas, superando a la republicana Linda McMahon.

Las elecciones en Alaska, Colorado y Washington no estaban lo suficientemente definidas como para emitir un veredicto.

La mayor victoria republicana en 72 años

Y aunque a nivel de Senado el resultado no fue tan adverso, a nivel de la cámara baja no pudo ser peor. Los republicanos obtuvieron el control de la Cámara de Representantes cuando los electores desencantados con la economía, el presidente Barack Obama y el gobierno castigaron fuertemente a los demócratas en cada esquina del país.

El partido republicano sacó a demócratas novatos y veteranos influyentes, incluso algunos que se sentían seguros en sus puestos hace sólo unas semanas atrás. Sumaron la mayor cantidad de escaños en la cámara baja desde que conquistaron 80 curules en 1938: en miércoles en la mañana, le habían arrebatado 60 puestos a los demócratas y tenían ventaja para ganar cuatro más. La victoria del partido eclipsó la llamada 'revolución' de 1994 en la que arrebataron 54 puestos y retomaron el control de la cámara baja por primera vez en 40 años y los 56 curules que lograron en 1946.

En las primeras horas del miércoles, el Partido Republicano tenía 239 escaños conquistados y estaba encaminado a tomar cuatro más, mientras que los demócratas han obtenido 183 y se dirigían a tomar otros 9.

Los demócratas dominan la actual Cámara de Representantes por un margen 255-178, con dos vacantes.

Líderes republicanos triunfantes no perdieron tiempo para prometer que escucharan el mensaje de los electores molestos, reconociendo que demostraron su rechazo hacia lo que ofrecían ambos partidos.

'A lo largo del país en este momento, estamos siendo testigos de un repudio hacia Washington, un repudio de la expansión del gobierno, y un repudio de los políticos que se niegan a escuchar al pueblo', dijo el representante John Boehner, quien está en línea para ser el próximo presidente de la cámara baja.

Luego de conocerse el avance republicano, Obama llamó a Boehner para decirle que desea trabajar con él y con su partido 'para lograr encontrar un terreno común, que el país avance y se cumplan los objetivos para el pueblo estadounidense', dijo la Casa Blanca.

Boehner le dijo al presidente que quiere colaborar en los temas que son prioridad para los votantes, como la creación de empleos y la reducción del gasto.

'Eso es lo que esperan', dijo el republicano.

Lamiendo sus heridas, los demócratas en la Cámara de Representantes defendieron su récord legislativo y su estrategia electoral y añadieron que intentarán negociar con los republicanos.

'El resultado de las elecciones no resta importancia al trabajo que hemos hechos a favor del pueblo estadounidense', dijo la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi de California, primera mujer en ocupar ese cargo. 'Todos debemos encontrar un terreno común para ayudar a la clase media, crear empleos, reducir el déficit y avanzar como país'.

Los demócratas sólo le habían arrebatado tres curules a los republicanos, mientras que perdieron a unos de sus representantes más poderosos, como John Spratt en Carolina del Sur, que con catorce periodos dirige el Comité de Presupuesto.

Los republicanos derrotaron a cerca de tres docenas de demócratas en distritos ganados por el senador John McCain durante la campaña presidencial de 2008. Las ganancias republicanas fueron especialmente grandes en algunos estados industriales o manufactureros. Ganaron dos puestos en Indiana, cinco tanto en Ohio como en Pensilvania, tres en Illinois, y dos en Michigan. También sumaron victorias clave desde Maryland hasta Washington y acabaron con monopolios demócratas en Nueva Inglaterra y la ciudad de Nueva York, al vencer a la representante Carol Shea Porter en Nueva Hampshire y a Mike McMahon en Staten Island.

Los representantes Steve Driehaus de Ohio, Suzanne Kosmas de Florida, Frank Kratovil de Maryland y Tom Perriello de Virginia, quienes ejercen su primer periodo y apoyaron elementos clave de la agenda de Obama, también salieron derrotados.

Pero aquellos que destacaron su independencia del partido, como los representantes Glenn Nye de Virginia, Travis Childers de Misisipí y Bobby Bright de Alabama, también perdieron.

Algunos demócratas que esperaban una reelección fácil también fueron vencidos. El representante Bob Etheridge en Carolina del Norte fue expulsado por Renee Ellmers, una enfermera respaldada por la ex candidata a la vice presidencia por el partido republicano, Sarah Palin.

El partido gobernante tuvo pocas victorias que celebrar. Uno de esos triunfos fue el de John Carney contra Glen Urquhart. Ambos competían por reemplazar al representante republicano Mike Castle en el único escaño de Delaware en la cámara baja. Asimismo en Nueva Orleáns, Cedric Richmond venció al representante Anh 'Joseph' Cao, quien se presentó como un amigo de Obama en su campaña.

Un puñado de demócratas con fuerte competencia de los republicanos lograron imponerse, como los representantes Betty Sutton de Ohio, Joe Donnelly de Indiana, Heath Shuler de Carolina del Norte y John Yarmuth de Kentucky.

El presidente demócrata Barack Obama y el próximo presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, se necesitan mutuamente, como socios y como adversarios, mientras ambos promueven sus respectivas agendas y sientan las bases para las elecciones del 2012.

El dúo debe hallar áreas de compromiso para lograr algo —realmente algo— a fin de aplacar a un electorado descontento que reclama estabilidad económica a un gobierno cuyos votantes consideran que no funciona. A la vez, cada uno de los líderes debe imaginar cómo usar al otro para establecer los contrastes que repercutan en sus respectivas bases políticas.

Ambos se arriesgan a la ira de los votantes en dos años si no logran ni una cosa ni otra. Están en juego el nuevo control republicano de medio Congreso y el bienestar económico de la nación.

Por ahora, Obama es quien está a la defensiva, lo que se notó en las horas posteriores a la elección, en que los demócratas propusieron hallar puntos de encuentro mientras los republicanos impusieron condiciones. En enero, si no antes, Boehner tendrá su capital político en Washington e influencia sobre la agenda nacional. Pero Obama debe hallar el modo de remozar su presidencia alterando sus objetivos, comunicándolos mejor, o logrando ambas cosas.

El primer atisbo de lo que harán los dos sobrevino el miércoles, cuando ambos se manifestaron públicamente después que los republicanos tomaron control de la Casa Blanca y redujeron drásticamente la mayoría demócrata en el Senado.

'Ningún partido solo podrá dictar a dónde vamos a partir de ahora', afirmó desde la Casa Blanca un presidente debilitado. 'Debemos hallar un terreno común para lograr progreso. Aunque no sugiero que será fácil'.

Boehner fue explícito cuando calificó de 'monstruosidad' la reforma de Obama al sistema de salud y dijo que debía ser rechazado. También sugirió que la cooperación republicana era condicional. 'Esperamos que el presidente Obama respete ahora la voluntad popular, cambie de rumbo y se comprometa a concretar los cambios que el pueblo demanda', afirmó. 'En la medida en que esté dispuesto a hacerlo, estamos dispuestos a colaborar con él'.

Uno tras otro los demócratas reclamaron un nuevo enfoque para trabajar juntos.

Por su parte los estadounidenses están unidos en su descontento por la situación económica, por el funcionamiento de la política en Washington, por la dirección en que va el país.

Al mismo tiempo, están divididos de manera profunda sobre la manera en que se deben solucionar los problemas más grandes del país: la creciente deuda federal, el desempleo cercano al 10% y la lentitud de la recuperación económica.

Las elecciones del martes garantizaron que el gobierno también estará dividido y el presidente Obama y la envalentonada oposición republicana enfrentan una alternativa: el consenso o la parálisis.

¿Podrá esta nueva división de poder, marcada por diferencias ideológicas sobre la solución a problemas cada vez más complejos, conducir a un país fuertemente polarizado? ¿Lo intentarán los líderes políticos?

Además, ¿si los votantes no saben qué quieren, más allá de un cambio, cómo puede responderles este gobierno dividido?

Estas serán las dudas centrales de los próximos dos años en que un oficialismo debilitado y una oposición pujante intentarán responder a las ansias del electorado y al mismo tiempo retener sus puestos en el 2012.

'Quizás sea un mensaje de la población. Tenemos un demócrata en la Casa Blanca, tendremos una mayoría de gobernadores republicanos. Tendremos un Senado demócrata, una Cámara de Representantes republicana', dijo el presidente del Partido Demócrata Tim Kaine la noche del martes. 'Todos tenemos que trabajar juntos'. Claro, si es que pueden.

Los republicanos y los demócratas tiene visiones contrastantes sobre los impuestos, el sistema de salud y la política fiscal, por lo que es difícil pensar que puedan encontrar iniciativas de consenso. Están de acuerdo en que es prioritario estimular la economía y crear empleos, pero no en cómo.

El antecedente más cercano de esta situación es la presidencia de Bill Clinton, quien necesitó acercarse a una ideología de centro y cooperar con los republicanos para aprobar una reforma al sistema de bienestar social en 1994. Pero Obama y los republicanos no tienen un tema similar que los pueda unir.

Esto se ha vuelto más claro porque los partidos y el Congreso se han vuelto mucho más intransigentes en estos años. Y esta tendencia se hará más marcada con la llegada al Capitolio de los ultraconservadores apoyados por el Tea Party.

En un reflejo de la nueva división de poder, Obama llamó a los dos principales republicanos, Boehner y el senador Mitch McConnell, para decirles que 'ansiaba trabajar con ellos y los republicanos para encontrar un terreno común, sacar al país adelante y hacer las cosas para el pueblo estadounidense', dijo la Casa Blanca.

Obama no se rinde

Compungido, el presidente Barack Obama dijo el miércoles estar dispuesto a hacer concesiones a los republicanos sobre los recortes de impuestos y la política energética, al día siguiente de la derrota electoral que le quitó a los demócratas la Cámara de Representantes y varias bancas en el Senado.

Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Obama dijo que cuando el Congreso vuelva a sesionar, 'mi meta será asegurarnos que no tengamos un gran aumento de impuestos para las familias de clase media'. No mencionó su propósito de permitir que expiren los recortes a la clase alta, en el que había insistido durante la campaña, contra la voluntad de los republicanos.

El mandatario dijo que estaba ansioso por dialogar con líderes de ambos partidos 'y encontrar la manera en que podamos avanzar juntos'.

'No será fácil', dijo, ya que los dos bandos tienen profundas divergencias en algunos temas clave.

La derrota fue humillante para la otrora figura avasallante del presidente y el cambio se notó en su rueda de prensa. Ya no sonrió ni se mostró efervescente, sino más bien sombrío, al reconocer que sus medidas pueden haber distanciado a muchos ciudadanos.

'Creo que la gente comenzó a observar todo esto y le pareció que el gobierno se estaba volviendo mucho más intrusivo en sus vidas de lo que estaban acostumbrados', reconoció.

Sin embargo, tampoco izó una bandera de rendición.

'Ningún partido será capaz de ordenar a dónde vamos en adelante', dijo, en una clara advertencia a los opositores de que no cederá a sus exigencias de una política económica conservadora.

Obama prácticamente repitió la posición de los republicanos, que horas antes dijeron que estaban dispuestos a hacer concesiones dentro de ciertos límites.

Con un desempleo de 9,6%, ambos bandos enfrentan presiones para encontrar un camino consensuado, pero al mismo tiempo desean retener el apoyo de grupos clave para la elección del 2012: los republicanos necesitan al naciente movimiento conservador Tea Party y Obama, a los votantes que lo llevaron a la Casa Blanca.

Obama dijo que estaba dispuesto a debatir recortes a los gastos de salud, luego de su histórica reforma, 'si los republicanos tienen algunas ideas'.

Gobernadora de Arizona gana reelección

La gobernadora republicana de Arizona, Jan Brewer, derrotó a su oponente demócrata, impulsada por la ola de apoyo a su controvertida ley de represión de la inmigración ilegal.

Brewer, que era secretaria de Estado, asumió la gobernación en enero cuando la demócrata Janet Napolitano renunció para incorporarse al gabinete del presidente Barack Obama.

El opositor de Brewer, el procurador estatal demócrata Terry Goddard, fracasó en su tercer intento de obtener la gobernación.

La campaña de Brewer obtuvo un impulso con la sanción en abril de la ley estatal de inmigración, que la convirtió en una estrella del Partido Republicano en todo el país.

California dice no a marihuana

Los votantes de California rechazaron el martes una propuesta que habría convertido al estado en el primero en legalizar la marihuana para uso recreacional y para ventas.

Los partidarios de la llamada Propuesta 19 achacaron los resultados de la elección a la visión conservadora de los votantes más mayores. Admitieron que no suficientes votantes jóvenes fueron a las urnas, pero aseguraron que están listos para intentarlo de nuevo en dos años.

'Es, aún así, un momento histórico en esta larga lucha para terminar con décadas de fallida prohibición de marihuana', dijo Stephen Gutwillig, el director de California del Proyecto de Política de Drogas. 'Sin duda, debido a Proposición 19, las iniciativas de legalización de marihuana estarán en las papeletas de los votantes en varios estados en 2012, y California formará parte de ello'.

Tim Rosales, quien dirigió la campaña del 'No', se rio de la actitud del lado perdedor. 'Si creen que estarán de regreso en dos años, es que están fumándose algo', dijo.

Con más de dos tercios de precintos reportados, la propuesta perdía por un 9%.

Propuesta 19 recibió más votos de 'sí' que de 'no' en tan sólo 11 de los 58 condados del estado, obteniendo el mayor apoyo en San Francisco y Santa Cruz.

Un sondeo realizado por The Associated Press mostraba que los opositores a la medida incluían a gente de todas las razas, además de niveles educativos y financieros.

En Dakota del Sur, los votantes rechazaron por segunda vez una medida para legalizar la marihuana para uso médico, un paso dado por California en 1996 y otros 13 estados desde entonces. Los votantes de Oregón rechazaron ampliar su programa de marihuana médica para crear una red de dispensarios sin ánimo de lucro, con licencia estatal, donde los pacientes podrían comprar la droga.

Propuesta 19 habría permitido que fuera legal para los adultos de más de 21 años tener más de una onza de marihuana, fumarla en lugares que no fueran públicos y cultivarla en espacios privados.

La propuesta también habría autorizado a los gobiernos locales a permitir el cultivo comercial de la marihuana y su venta.

Los partidarios de la medida dijeron que ésta sería una fuente de ingresos fiscales y un experimento para reducir el crimen y los arrestos relacionados con la marihuana.

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