El viento es gratuito y cuando aparece en abundancia con el cambio de la temporada lluviosa a la seca, es el anuncio de otra temporada: la de las piscuchas. La receta es sencilla: al viento agréguele un jirón de papel, tela o plástico, un par de varitas, unos metros de hilo o cordel fino, y la diversión está garantizada en cualquier rincón de El Salvador.
Miércoles, 24 de noviembre de 2010
Frederick Meza
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
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