"No pretendo que El Salvador sea bilingüe, sino que el náhuat sobreviva"

Este año, el Premio Nacional de Cultura se lo llevó un señor que tiene años inventando técnicas de resucitación, masajeándole el pecho a algo que para la mayoría no es otra cosa que un cadáver. Un cadáver estorboso, además. Un recuerdo incómodo de años y años, y por años, siglos, de agravio y de humillaciones. El señor este quiere revivirle la lengua al pasado. Si uno no es muy amigo de los títulos, Jorge Lemus es un lingüista, así, a secas. Ahora, si a uno, en cambio, le gusta pronunciarle el nombre y el apellido a cada cosa, Jorge tiene una licenciatura en lingüística; y en Estados Unidos estudió una maestría en antropología lingüística y luego un doctorado en lingüística teórica. O sea, que Jorge sí que es un lingüista. Ahora se le va la vida en el intento por conseguir que un puñado maltrecho de ancianos olvidados no se mueran antes de heredarnos una lengua antigua, y de conseguir que ellos desaprendan lo que duramente aprendieron durante siglos: que su lengua es una vergüenza, cuando no un motivo de muerte. A eso aspira Jorge Lemus.

Por Carlos Martínez / Fotos: Bernat Camps

Regístrate o ingresa en el sistema para realizar tu comentario
Lo sentimos, esta nota no tiene comentarios habilitados.
x