Nacionales /

'Había un plan para asesinar a Correa'

El fundador del movimiento ciudadano que llevó a Rafael Correa a la presidencia de Ecuador habla del motín policial que hace unos días puso en jaque al segundo mandato de Correa, y de las expectativas del hombre que intentará, dice, obtener un tercer periodo presidencial. La crisis de hace unos días lo fortaleció, según las encuestas. Acosta, sin embargo, advierte del principal obstáculo para el diálogo en Ecuador: el autoritarismo y la prepotencia del mandatario.

Lunes, 11 de octubre de 2010
Víctor Flores García

El frágil orden constitucional del Ecuador, país andino en el que ocho presidentes no han terminado sus mandatos en 13 años, estuvo de nuevo al borde del abismo el jueves 30 de septiembre. En esa caótica jornada, el presidente Rafael Correa se colocó en el corazón de una rebelión policial en el principal cuartel policial de Quito, donde quedó retenido por manifestantes; y fue rescatado en un violento operativo militar. Los insurrectos armados clamaban por matarlo en el fragor del alzamiento policial que dejó una decena de muertos y casi 300 heridos.

“Fue una crisis de gobernabilidad la que se vivió, una conspiración en marcha desde tiempo atrás, un intento de golpe de Estado fallido, que no pudo ser procesada adecuadamente por las instancias del propio Estado ¿Dónde estaba la inteligencia oficial? ¿Dónde estaban los mandos policiales y militares? ¿Dónde estaban los ministros del ramo, sobre todo el ministro de Gobierno? Hay una grave crisis de institucionalidad en Ecuador, los responsables no supieron procesar ese tipo de reclamos”, afirma en entrevista Alberto Acosta Espinosa, considerado el “mentor político” del presidente Correa, gestado en una amistad de dos décadas.

Miembro del primer gabinete económico del mandatario, Acosta, 62 años, se alejó del gobierno hace dos años pero mantuvo su participación en las filas oficialistas, donde ejerce la crítica de los rasgos autoritarios y mesiánicos del Presidente izquierdista: “Es  lógico, es parte del estilo de gobierno del presidente Correa, su autoritarismo y su prepotencia muchas veces impiden los diálogos y conocer lo que la gente está sugiriendo o pensando. Manejó mal esa crisis y se generaron las condiciones para que las fuerzas golpistas ecuatorianas, atentas a cualquier problema o error intervinieran”, argumenta el economista educado en el extranjero, considerado como uno de los mejores conocedores de las entrañas de la “revolución ciudadana” de Ecuador, cuyo diseño hicieron un puñado de hombres que apenas llenaban el comedor de su casa, entre ellos Correa.

“El Presidente deberá sacar las lecciones del caso. Por ejemplo, abrir el diálogo, abrir el espacio para buscar un gran acuerdo nacional de las fuerzas que podrían empujar los cambios que está exigiendo la sociedad. Porque, a pesar de todo, el presidente Correa tiene un altísimo respaldo de la sociedad”,  subió cinco puntos después de la crisis hasta 60% en una encuesta Gallup y está arriba de 70% en otras,  afirma el intelectual, especializado en energía y comercio exterior, formado en Alemania, quien ahora ha elegido un mirador académico desde la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en Quito.

“Si Correa entiende lo que pasó y aprovecha este momento, va a potenciar su gobierno y le va a dar a durabilidad y profundidad; pero eso necesita una serie de golpes de timón en términos de contenidos, en términos de forma de relacionarse, de reunirse con los grupos sociales, no cerrarles la puerta, no criminalizarles, no marginalizarlos”, recomienda Acosta, quien fue ministro de Energía de Correa y presidente de la Asamblea Legislativa hasta hace dos años, y prefiere la paternidad del proyecto de la revolución ciudadana pero rechaza ser responsable de la hechura de líder.

¿Motín policial o golpe de Estado atípico?

La denuncia de un golpe de Estado hecha por Correa, quien responsabiliza al ex presidente Lucio Gutiérrez  de la conspiración, ha sido avalada por dos declaraciones clave: una del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza; y otra del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Insulza expresó, el martes 5 de octubre, que en Ecuador 'se intentó otra vez” un golpe de Estado. “Es posible que si no tenemos los cuidados se pueda producir otra vez. En nuestro continente sigue habiendo quienes a pesar de ser minoría están dispuestos a actuar y aprovechar cualquier coyuntura para provocar desestabilizaciones, un intento de golpe de Estado. La acción gremial (de la policía) no tenía ninguna justificación. La intención de otros que estaban en esta actividad, que no fueron vistos en primera fila, era de llevar esta insurrección hasta una desestabilización del gobierno'.

Un día después, el presidente estadounidense, Barack Obama, llamó el miércoles 6 de octubre al mandatario ecuatoriano para reiterar “el respaldo de Estados Unidos al presidente Correa y las instituciones democráticas de Ecuador”. La Casa Blanca se refirió a la amenaza de una ruptura del orden constitucional que vivió el país andino: 'El Presidente destacó la importancia de resolver cualquier conflicto en Ecuador en el contexto del orden democrático y constitucional del país'. Obama reaccionó así a una declaración de Correa en la que dijo que no creía que Washington estuviera envuelto en lo que considera un golpe de Estado.

La tesis del golpe cobró más fuerza luego de que se conocieron grabaciones de la radio interna de la Policía en las que algunos agentes instigaban a matar al presidente durante la rebelión. '¡Que lo maten a Correa para que se acabe esto, que lo maten a Correa y se acaba!'. '¡Mátenle, mátenle al presidente!'; son algunos de los mensajes entre sublevados en un registro de media hora difundido por la agencia oficial Andes. 'No le dejen salir a ese hijo de puta, primero que firme; si no, sale muerto ese cabrón', señala otra voz. En la misma cinta se escucha a personas que coordinaban a los sublevados para enfrentar al Ejército, mientras otras llamaban al orden y a dejar salir al mandatario. 'A ver compañeros, no hablemos de asesinato', 'Mantengan el orden, permitan que salga el presidente' y 'Déjenle que se vaya esa mierda de presidente', terciaron otros sublevados.

EL MESIANISMO DE CORREA

Para Alberto Acosta, la inestabilidad institucional en Ecuador “no es blanco y negro, tiene matices. No creo en las lecturas que dicen que fue un autogolpe o los que dicen que fue un golpe de la CIA estadounidense. No, no, el asunto es más complejo”.

¿Correa es el primer responsable del asilamiento interno que ha venido sufriendo por su estilo personalista?

El presidente asume el papel de ser el único portador de la voluntad política colectiva. El cree que es el único que sabe cómo resolver los problemas; entonces, no abre los espacios para los diálogos, para las concertaciones, para las alianzas, creo que es lo que le está pasando desde hace rato una factura. Es una persona inteligente, con una gran capacidad de trabajo, mucho carisma, un líder nato… prepotente, escucha poco o nada, ha asumido el papel del portador de la voluntad política colectiva: sólo él sabe lo que gente necesita y quiere, sólo él sabe las repuestas, entonces, él es el único que pude satisfacer esas demandas…

La opinión pública entiende por golpe de Estado clásico cuando se pide la destitución del presidente, una renuncia, con una proclama y un programa político. ¿Cuál es la peculiaridad de lo ocurrido en Ecuador?

En primer lugar, como bien señala, estamos acostumbrados a que los golpes de Estado se presenten de una forma predeterminada, como si existiera un libreto único. Y eso no es así. No siempre se presenta un grupo de militares con pistola en la mano a pedir la renuncia del Presidente, a exigir que firmen una renuncia que en ocasiones le llevan hasta escrita. Hay otros casos en los que con pistola en mano le sacan de su casa y del país, como el caso del ex presidente Manuel Zelaya en Honduras.  Hay otros (golpes) que tienen otras evoluciones o etapas. No hay un golpe de Estado en un solo día o en un solo intento. Ha habido ocasiones en las que se dieron golpes de Estado como en Chile en contra de Salvador Allende, donde tres meses antes hubo una suerte de ensayo general, en el que se vio hasta qué punto el gobierno tenía capacidad de reacción, cuáles eran las fuerzas que le respaldaban, y cómo podía procesarse la defensa del orden instituido.

¿Por qué no se sumaron las Fuerzas Armadas a la insurrección policial?

Las Fuerzas Armadas, después de que dudaron, se inclinaron a favor de la Constitución y el Presidente Correa. Creo que eso les puede haber dejado un poco descolocados a los conspiradores. De todas maneras,  se trató de una suerte de evaluación de esos grupos golpistas, porque no me cabe la menor duda de que hay grupos golpistas en Ecuador, que hay grupos que están empeñados en parar cualquier proceso de cambio y transformación.

¿Las claves de los acontecimientos de la semana pasada en Ecuador deben buscarse  en la naturaleza inestable de la política ecuatoriana?

El golpe es un ejercicio que no es sólo político sino técnico, mediante el cual un grupo de personas logra paralizar un Estado. Y en los acontecimientos del jueves paralizaron el Estado ecuatoriano. Lo que no se concretó es la salida del Presidente y un pedido de la renuncia del presidente por parte de los sublevados, que sí consideraron asesinarlo.

Esas expresiones se escuchan en una grabación policial interna; pero no hay un plan expreso para asesinarlo, fue una especie de calentura de crisis…

Eso es algo que no sabemos. Lo que sí sabemos es que había un plan. Movilizaron al mismo tiempo varias unidades en varios sitios del país, incluido el aeropuerto, en distintas instancias policiales  sino también militares. Luego eso se fue desinflando, posiblemente por falta de cohesión y de coordinación, al final también puede haber sido por la decisión del presidente Correa de meterse en el cuartel. Lo que fue un acto valiente, pero muy temerario, muy arriesgado.

Hay quienes concluyen que fue un motín policial mal manejado por Correa.

Podría tener elementos afirmar que no se manejó adecuadamente el malestar de la policía y las Fuerzas Armadas. Porque hay que tener en cuenta que no sólo es la policía sino que hay Fuerzas Armadas descontentas. Cuando sale el comandante del Comando Conjunto y dice que los militares apoyan al presidente Correa, en una rueda de prensa, a las dos de la tarde, al mismo tiempo le dice al presidente: “Recuerde presidente Correa que hay un tema pendiente de salarios”.  Ellos también estaban reclamando para los militares con una presión velada; y como consecuencia, el gobierno les reconoce después un incremento salarial retroactivo.

¿Quiénes son los golpistas?

Hay grupos de poder económico preocupados de que Correa podría profundizar sus propuestas de cambio en Ecuador. ¿Para quién es bueno un golpe de Estado contra el presidente Correa o su misma desaparición?

¿Cuál es la trama más verosímil de la conspiración contra Correa?

Lo real, hay pruebas irrefutables, es que la conspiración estaba en marcha dos semana antes. No era sólo a nivel policial. En varios recintos militares, incluyendo el Ministerio de Defensa, se movilizaron soldados a protestar. La Asamblea Nacional fue bloqueada por la Policía, incluyendo oficiales. En la base aérea de Quito, cuando se bloqueó el aeropuerto, salieron soldados con pancartas claramente preparadas de antemano. Apenas se retiro la Policía de Guayaquil empezó una avalancha de vandalismo, robos y asaltos; cuando regresaron los policías no se demoraron nada en empezar a recuperar gran parte de la mercadería robada… parecía que sabían en dónde le iban a guardar. En muchos de esos recintos policiales y militares aparecieron militares y policías en servicio pasivo. Se identificó a gente del partido del ex presidente Lucio Gutiérrez, que está compuesto por muchos militares y policías en servicio pasivo. Hay fotografías y algunos de ellos ya están detenidos.

¿Correa es un presidente al borde del abismo, o es un relato construido deliberadamente por él?

Si él y su gobierno no entienden lo sucedido y no sacan las lecciones del caso, este tipo de sacudones pueden repetirse. Lo peor que puede hacer el gobierno es inflar el discurso del golpe de Estado y confiarse en las encuestas de opinión que muestran una marcada recuperación del presidente, quien ha alcanzado niveles altísimos luego del fallido intento de golpe de Estado.

¿Ha aprendido a escuchar el Presidente?

Me temo que no, ojalá me equivoque.

¿Correa quiere ser reelecto por tercera vez?

Por supuesto. Y lo va a lograr… si es capaz de rectificar y saltar sobre su propia sombra.

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.