Miles de simpatizantes del FMLN llenaron este domingo el redondel Masferrer y alrededores, en la colonia Escalón, y conmemoraron junto a la dirigencia el trigésimo aniversario del partido de izquierdas. El acto fue una muestra del poder de convocatoria del Frente y, según sus dirigentes, solo un pequeño ejemplo de la gente que apoya al partido y al gobierno del presidente Mauricio Funes.
El apoyo sería irrestricto, incluso, según dijo el coordinador general del partido, Medardo González, para salir en defensa del gobierno ante un intento de golpe de Estado, como el ocurrido en Ecuador, la semana pasada. El también jefe de bancada del partido en la Asamblea Legislativa aseguró que esto no eran teorías del FMLN sino 'posibles realidades' de una amenaza golpista por parte de la derecha salvadoreña.
Y los asistentes gritaron a viva voz que sí estarían dispuestos a defender al presidente y a su partido. “Estamos enseñándoles a quienes sueñan, a quienes tienen fiebre en la cabeza que pueden hacer esto (un golpe de Estado) aquí, que este pueblo y este partido no se los va a permitir”, dijo José Luis Merino, miembro de la Comisión Política, una vez terminado el acto.
Merino se refería a los miles de simpatizantes del FMLN que se dieron cita en el redondel Masferrer desde tempranas horas de la mañana. Según calculó Merino, alrededor de mil 300 buses habían trasladado a unas 100 mil personas desde el interior del país.
El mensaje resulta un giro claro en un partido que hasta marzo pasado, cuando celebró el triunfo en la presidencial, no se medía para reprochar en público al presidente Funes. En aquella ocasión, los efemelenistas mismos dijeron en tono de queja que en el gobierno de Funes hay 'muchos intereses de por medio', en referencia clara a los funcionarios claves que no son del partido.
Dos meses y medio más tarde fue el presidente quien tuvo oportunidad de responder, durante el discurso con motivo de su primer año de gobierno. En esa ocasión, Funes pidió con claridad a su partido que lo deje trabajar.
Hasta ese momento, las partes se habían reclamado abiertamente malas actuaciones en diversas ocasiones y la culminación fue cuando Funes llamó 'irresponsable y populista' al FMLN por las reformas a la Ley de Telecomunicaciones.
Han pasado cuatro meses y el partido parece haber concedido la tregua solicitada por el presidente. Este domingo, las promesas de acuerparlo ante un fantasma de golpe de Estado dominaron la jornada.
En la tarima principal, al mediodía el maestro de ceremonias aseguró que eran más de 200 mil personas las que estaban congregadas. El tráfico estaba cerrado sobre la avenida Masferrer, entre la calle del Mirador y La Mascota. Hacia el oriente habían simpatizantes que llenaban una cuadra sobre el Paseo General Escalón hacia el occidente y desde la plaza Beethoven muchos vestidos de rojo subían a pie.
Con la plaza y las calles adyacentes llenas de sus seguidores y superados los primeros minutos de palabras en referencia al intento de golpe de Estado en Ecuador, el discurso del coordinador general del partido se centró en vender un mensaje de unidad en el partido tras 30 años de nacimiento.
La cohesión estaba representada en las tres sillas dispuestas al frente de la tarima. Ahí estaban Merino, el hombre detrás de toda la movilización de simpatizantes; Medardo González y Salvador Sánchez Cerén, el vicepresidente de la República. La terna que, en teoría, lidera al FMLN y que mide sus propias fuerzas en las elecciones internas del partido, que culminarán a finales de mes con la elección de una nueva dirección. Atrás de ellos, el resto de invitados especiales: miembros del gabinete, diputados, alcaldes y representantes de gobiernos afines al FMLN, entre ellos, Nicaragua, Cuba y Venezuela.
Medardo González se centró en hablar de la unidad que supuestamente ha caracterizado al FMLN desde su creación como conglomerado guerrillero, y los recuerdos no bastaron para aludir a las varias rupturas y purgas que estremecieron al partido en sus 18 años de existencia como tal, incluida su primera fractura al estrenarse en la Asamblea Legislativa en 1994.
González también aseguró que esa unidad se replica en la relación con el presidente Mauricio Funes, quien no llegó a la celebración. 'Hemos instaurado una relación gobierno-partido inédita en nuestro país”, dijo González, y recordó cómo en marzo pasado, durante la celebración de la victoria presidencial, Sánchez Cerén reclamó que se necesitaba un proceso de comunicación más fluida entre el presidente y el partido. “Hoy, siete meses después, podemos asegurarles que hemos encontrado la forma necesaria para tener una comunicación operativa constante y regular todas las semanas”, dijo.
Esta mejor comunicación entre la presidencia y el FMLN, destacó González, no significaba que no hubo algunas discrepancias entre ambos. En ese punto destacó cómo el plan de gobierno del FMLN y el que se encuentra ejecutando el gobierno de Funes, tiene evidentes diferencias. Merino apuntó algunas de ellas: que hasta ahora no se haya abierto relaciones diplomáticas con China o la abstención de sumarse a la iniciativa Alba, de Hugo Chávez. “Hemos tenido diferencias secundarias en algunos temas puntuales. Pero estamos hablando de eso, por supuesto, no es una posición cerrada. Estamos evaluando, discutiendo y un día vamos a ir para eso”, dijo a El Faro el dirigente.
Aún así, González llamó al votante de izquierda y, en particular al del FMLN a armarse de paciencia para esperar los cambios prometidos por este gobierno. Según el coordinador general del Frente, estos son votantes que creyeron que el presidente tendría posturas más de izquierda y coincidentes con el partido. “Esto no significa que el Frente esté apoyando completamente a este gobierno y al presidente Funes, pero tampoco vamos a no decir en público aquello que creemos que se deba de hacer, como la política de endeudamiento, la focalización del subsidio del gas y la tardanza en ciertas relaciones diplomáticas”, dijo.
Sánchez Cerén retomó el mismo hilo conductor de González. Hablo de las figuras históricas del partido, de la unidad, de los cambios prometidos por el FMLN y del apoyo al gobierno de Funes. Para entonces, ya cerca de la 1 de la tarde, la gente empezaba a marcharse. Menos de la mitad de los asistentes originales escucharon los discursos de las delegaciones extranjeras, y pocos pocos estaban frente a la tarima cuando se otorgó medallas de reconocimiento a los familiares de combatientes caídos durante la guerra y casi nadie escuchó las últimas intervenciones musicales.
Arriba, en la tarima, la dirigencia efemelenista repartía abrazos y posaba con seguidores que buscaban una fotografía. “La cantidad de gente que vino desbordó nuestras expectativas”, dijo José Luis Merino y, como Medardo González y Salvador Sánchez Cerén, se marchó sonriendo rodeado de su seguridad.
