Vivir en La Campanera
Tiene más población que la mitad de los municipios salvadoreños y apenas una escuela donde se enseña hasta octavo grado. Terminado el octavo grado, los jóvenes -pandilleros o no pandilleros- dejan de estudiar o se juegan la vida y van afuera, donde la muerte les sigue como sombra sólo por el hecho de vivir en La Campa.
Roberto Valencia/Fotos: Frederick Meza y Roberto Valencia