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'¿Y esta es la solución? ¡No! La solución nadie la quiere discutir'

Prefiere hablar de problemas estructurales, de renovación de modelos económicos; sus cárceles, asegura, más allá de la cantidad y la calidad que estas tengan, son sólo curitas en un edificio terremoteado.

Domingo, 23 de mayo de 2010
Jimena Aguilar y Carlos Martínez

Douglas Moreno.
Douglas Moreno.
Si la propuesta de involucrar al ejército en la seguridad de las cárceles le ha generado los primeros regaños de organismos de derechos humanos, está seguro de que su segunda propuesta les hará arder en fiebre: poner a parte de los reclusos a vivir en contenedores. Para mayor claridad: un contenedor es aquello que arrastran los trailers. Pese a lo poco ortodoxo de la idea, hay planes elaborados al respecto, incluso una maqueta. Si se aprueba esta idea, los nuevos centros penales costarían solo el 6% de lo que normalmente cuestan, dice.

Pero Douglas Moreno prefiere discutir de otras cosas: él se mira como un cancerbero que tiene que atajar muchos tiros a marco, en un marco que cada vez se hace más grande, en una cancha donde todos tiran. “Yo quisiera que así como me están agarrando a mí, que agarraran al equipo económico (del gobierno)... y fuera una destrozadera”. Moreno es realista: no aspira a que los centros penales se conviertan en lugares plenos de facilidades para el desarrollo y la reinserción. Con suerte, con mucha suerte, pueden dejar de ser pieza clave para el crimen organizado.

Usted tendrá ya presupuestado que le llamarán militarista, que le dirán gorila, en tanto que con la utilización de la Fuerza Armada violamos como país algunos acuerdos internacionales de administración de prisiones...
De vinculación jurídica no. De visión, de principios, sí. Ahora, tengo otra propuesta más agresiva donde voy a ser acusado de violar derechos humanos.

Veamos.
Un centro penal cuesta 30 millones de dólares. Yo propongo la tecnología de contenedores, para hacer penales de 1 millón 750 mil dólares.

¿Qué entiende por un contenedor?
Lo que va atrás de un trailer. Ya hay tecnología donde se construyen hoteles y casas y todo eso y esto cuesta 2 mil dólares. La embajada americana nos quiere donar 38 contenedores y hacer un penal con 38 contenedores.

¿Y por qué se imagina usted que lo acusarán los de derechos humanos?
Porque no esperan que las cosas funcionen: la temperatura de los contenedores, mucho calor en el día y mucho frío en la noche. Lo que necesito es un prototipo para medir las temperaturas. Qué va a significar tener una cárcel de estas en Santa Ana, en San Miguel o en Zacatecoluca. No tengo 40 millones a cada rato para un penal. Entonces yo les propongo ocho penales pequeños para sacar a la gente menos peligrosa.

¿Cuánta gente cabe en cada cárcel de esas?
350 en un área de 400 metros cuadrados y 38 contenedores. Sacar a la tercera edad, sacar a los que están penados para cinco años que no están estructurados (en bandas o pandillas). Cuando lo expusimos (en el Consejo de Seguridad) dijeron “pero eso viola los derechos humanos”, ¡pero vaya a ver cómo está ahorita la cárcel! La clave es la temperatura. Los de la Fuerza Armada estuvieron viviendo en Iraq así, entonces a ellos no les extrañó, pero cuando se lo expongo a otra gente me dice que esto es violación a los derechos humanos.

¿Esto sería una solución temporal o permanente?
Mirá, el arreglo permanente va a ser cuando discutamos las cosas reales y tratemos de encontrar los caminos reales. Tenemos un desmadre, América Latina es la región más desigual del mundo... Entonces, cuando tú me dices, '¿es permanente?', no, y ¡cómo va a ser permanente!, con eso no parás esa cuestión de que la gente siga delinquiendo y que tu estructura jurídica no te permite moverte...

A lo que yo voy es: ¿Este tipo de prisiones en contenedores se supone que al cabo de algún tiempo se conviertan en centros penales con una infraestructura de mayor desarrollo?
Esta fabricación te dura 20 años.

Ahh, la cosa es hasta que se friegue el contenedor.
No, no, no, en el mar, con el salitre que hay, te dura 20 años, si no esa cuestión te puede durar más.

¿Cuántas de esas cárceles de contenedores piensa hacer?
En mi idea sería correcto unas ocho. Este sería un paso intermedio para oxigenar un poco. Pero con este nivel de capturas... Ahora (lunes 17 de mayo) amanecimos con 23 mil 245 reos, que tienen que estar en un sistema diseñado para aproximadamente 8 mil personas. Con esta medida te quitarías a las pequeñas hordas que no son estructuradas, a la gente que no debe estar muy fregada y te quedás con el grueso duro que, hoy por hoy, son las pandillas y las bandas que generan ellos. Pero todo esto va a ser siempre paliativo. Si lo otro no lo discutimos de verdad y lo empezamos a enfrentar... o sea, yo quisiera que así como me están agarrando a mí, que agarraran al equipo económico y fuera una destrozadera... Si no, esto es mentira, todo es paliativo. La gente dice: “¿Y qué tiene que ver mi pobreza con lo que está pasando?” Podemos hacer 30 de estos penales si usted quiere, pero vamos a tener una población de 50 mil reos, porque estamos desviando el verdadero tema.

¿Y usted cree que dentro del gobierno se está enfocando el tema de la forma que usted propone?
Yo creo que sí, lo que pasa es que no se está discutiendo con la agresividad con la que debe discurtirse. Yo quisiera ver a todos estos diputados que a mí me hacen pedazos discutir también sobre el modelo económico, con la misma intensidad. ¿Estas medidas paliativas van a arreglar el problema? Me están preguntando que si yo voy a arreglar el problema, ¡el empleado de quinta categoría! Y no. Le dije al señor ministro: ¡Esto está plagado de corrupción! Hay que meter a la Fuerza Armada, que nos aguante, formar un nuevo funcionario, mejorar los controles... Ahora bien, los presos no se detienen. Sigue metiéndose todos los días. Yo solo quisiera partir de ese enfoque ético: ¿y esta va a ser la solución? ¡No señor!, la solución está en el tema que nadie quiere discutir.

¿Cuál va a ser su límite? ¿Hasta dónde va a poder usted llegar con medidas paliativas?
Cuando no eres el responsable que está causando el problema, son medidas paliativas. Fijate que hemos pasado de 6 mil presos en 1996 a 23 mil en 2010. Eso quiere decir que dentro de dos años más vamos a estar hablando de 40 mil presos. Entonces, uno dice: ¿no será que otra cosa pasa cuando tenemos tantos presos? Pero esa “otra cosa” nunca la queremos hablar. No, yo seguiré ofreciendo más espacios vitales, porque eso es lo que hago...

¿Han pensado en otras medidas paliativas? Por ejemplo, ¿no han pensado en un periodo de cortar la relación de los prisioneros con el exterior?
Lo que nunca vas a poder cortar es la relación entre un abogado y su cliente. Tengo el vídeo de una abogada, que entra a Zacatecoluca a hacer “Expreso de media noche” con su cliente. (Muestra el vídeo captado por una cámara de seguridad oculta) ¿Ve? Le muestra sus pechos para que él se masturbe.

¡Con su cliente!
¡Con su cliente! Y yo le digo al director: ¿Qué está haciendo ella? Y me dice: “Ah, está sacándose el pecho”. Pero, ¿qué es ella? Es la abogada. “Denme el carné de ella”. “No lo tenemos”. “¿Cómo que no lo tienen? Perdón, ¿y desde cuándo es abogada de él?” “Desde hace varios meses”. Ese contacto... Entre familiares lo podés hacer (cortar el acceso) en estados de emergencia, al ver que la familia se convierte en el canal.

¿Se puede hacer, por ejemplo, cortando por seis meses las visitas?
Estado de emergencia y vamos a ver cómo nos va. Ahora, desde que vos pongás los bloqueadores y la Fuerza Armada la metás, ¿vos creés que los niños que están ahí se van a quedar solo esperando a ver qué pasa? No.

¿Están esperando jaleo?
Sí, claro. Cuando estuve en Brasil, ese problema lo vi. En 2003 atacaron toda la noche las comisarías... esa es una cosa cuidadosa que yo la estudiaba desde entonces.

En Guatemala también, en septiembre, luego de una requisa, la Mara Salvatrucha asesinó a un alcaide y a otro personal del sistema penitenciario...
Eso no ocurre de la nada, es cuando cortás el mercado. Entonces, cuando eso pase, los chicos no se van a quedar esperando. Van a actuar.

Hay varios investigadores, entre ellos un periodista que se llama Marco Lara Klahr, que en 2006 publicó un libro llamado “Hoy te toca la muerte”, que es uno de los libros más completos sobre pandillas. Él asegura que las pandillas se transformaron cuando se decidió separar a los presos dependiendo de a cuál barrio se adscribían. Eso les dio sentido de cohesión y el Estado les financió auténticos centros de convenciones. ¿Han pensado modificar esa disposición?
El problema son las esencias, siempre. Era tan obvio, pero lo obvio se te olvida: las reglas de la cárcel, en donde nadie se mete... cuando fui a ver el sistema, lo que encontré fueron las reglas del mercado. Sí les excluís de la sociedad pero no de las reglas del mercado... Un secuestro es mercancía, la extorsión, cualquier delito es mercancía. Era tan obvio. Aquí están operando las mismas reglas del mercado: hay alguien que vende y alguien que compra. Lo que hay aquí son intereses. Y cuando tenés menos control de la cárcel, los mercados se expanden. Y esos intereses llegaron a los empleados de Centros Penales.

¿Cómo se maneja eso?
Con control. ¿Pero cómo controlás con 100 custodios que se van a corromper contra 2 mil internos? En San Vicente así está la correlación: 100 por 2 mil.Y te diré que los niveles de pobreza de donde vienen los dos es igual. Si no hago el enfoque correcto no estoy en la medida correcta: ¿Cómo se originó este cáncer de pulmón? Las administraciones anteriores, para que dejaran de matarse, hicieron una medida paliativa (separar a los pandilleros en cárceles distintas, según la pandilla a la que pertenecían). Y tenían razón. Pero no le dieron más pensamiento.

 ¿Usted le ha dado pensamiento?
Sí, pero los intereses del mercado no los van a dejar. ¿Puedo plantearlo sin tener los enfoques adecuados?

¿Cuáles son los enfoques adecuados?
Los intereses, en primer lugar. Si es que ellos no tiene problemas de amistad... al final, a ambos los maneja la mafia mexicana, y te digo que son muy buenos amigos arriba. Por eso: aunque te suene repetitivo, te dije que lo que encontré adentro era evidente: “reglas de mercado”. Yo creo que si ellos ven que su mercado se verá afectado si están separados, y necesitan juntarse, los juntan rápido. Por eso desde hace algún tiempo dudo de los estudios científicos que nos mandan.

Poniéndolo en dos extremos: un sistema de centros penales puede ser, en un extremo, una ayuda al problema, en la medida en que pueda rehabilitar; y en el otro extremo puede ser una pieza clave para el crimen organizado, como ocurre aquí. ¿Usted cree que puede hacer transitar a los centros penales desde que ya no sean pieza clave en el crimen, hasta ser centros que ayuden?
Yo solo no, no. Nadie puede hacer las cosas solo, eso es imposible, pero quiero dejar claro que para mí es un privilegio que de verdad esto se discuta a fondo. Ahí tenemos un gran problema que cada día crece más y más y más... Mirá, para quien vive en la peor de las colonias, no hay diferencia. Al contrario, ahí tienen seguridad, y desde ahí se hacen más fuertes, desde ahí tienen organización, protegidos por el sistema carcelario. El martes (18 de mayo) voy para la Asamblea, y la derecha sigue con el afán de que vuelvan a pedir mi destitución.

¿Siente usted respaldo político del presidente?
Síííí... del presidente y del partido.

¿Usted es un hombre del partido?
Sí, sí, yo soy un hombre definitivamente identificado con el partido.

¿Fue parte de la guerrilla?
No.

¿Su formación cuál es?
Yo soy abogado desde 1992. Entonces nos empezamos a dar cuenta de que había mil 800 presos y entonces, claro, todos aplaudimos la firma del cese de los balazos, pero había que analizar posteriormente lo que significaba la posguerra. A mí me tocó el privilegio de ir a verlo desde el análisis de las cárceles. En 1993 habíamos tenido la primera matanza.

¿Usted estudió criminología?
A mí me interesaba el derecho penal y en ese contacto me gustó la cárcel como cuestión científica. Porque eso de las cárceles es una cosa que... ¡humanos encerrando a humanos! Entonces, cuando yo, como estudiante de derecho, tengo contacto con la cárcel, la primera pregunta era sobre la concepción de Estado: ¿Y dónde está el estado constitucional de derecho, que no lo veo por ningún lado? Y luego cuando ya bajas del derecho, de interpretar la vida a través de la norma -que es el problema de los abogados- y ves la cárcel, ahí ya ves qué significa la norma y ver esas vidas destrozadas y toda la cuestión... Mil 800 presos en el 92, 4 mil en el 93, 6 mil reos en el 95... entonces tú sabías que este país va para otro lado. Ese fue el interés científico.


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